lunes, 31 de marzo de 2014

Semillas de frutos carnosos del norte ibérico



El pasado mes de diciembre adquirí un libro que tenía ganas de presentar en el blog: se trata de Semillas de frutos carnosos del norte ibérico. Guía de identificación, un trabajo Paloma Torroba, Pilar Zaldívar y Ángel Hernández de Ediciones Universidad de Valladolid.

De los autores, conocía a Ángel Hernández por sus artículos en la revista Quercus sobre la ecología de los setos del norte del país: las interacciones de boneteros, cornejos, papamoscas, ardillas ¡cantábricas! y otras especies han sido tratadas en varios artículos que son, directamente, de lo mejorcito que ha podido leerse a lo largo de la historia de la publicación y que recomiendo a todos los interesados en las materias citadas.

El libro es una obra rompedora y originalísima (destaca especialmente dentro del paupérrimo panorama editorial sobre libros botánicos de los últimos años) sobre las semillas de casi cien especies con frutos carnosos que habitan en la mitad norte de España (Pirineos, Cordillera Cantábrica, Sistemas Central e Ibérico y Meseta): casi todas ellas autóctonas y arbustivas, aunque tienen cabida algunos arbustos o trepadoras alóctonos asilvestrados (Mahonia aquifolium, Parthenocissus quinquefolia o Symphoricarpos albus, por ejemplo) y otras especies no leñosas (Actaea spicata, Arum italicum, Atropa belladona o Cuccubalus baccifer, por nombrar algunas).

Para cada una de las especies se describen detalladamente sus semillas (forma, superficie y dureza), el número de semillas por fruto, las dimensiones y el peso de las mismas, así como las especies de fauna que actúan como dispersantes o comedores de pulpa o de las propias semillas. Hay fotografías de todas las especies (de sus semillas, se sobreentiende; además, del porte o de de algún detalle de buena parte de las plantas presentadas). El contenido del libro entero viene grabado en un CD que acompaña a la obra.

Aparte del interés botánico por la parte descriptiva de las semillas (lo que ya resulta innovador en sí mismo), la guía pretende ser una herramienta que permita la identificación de las semillas encontradas en los rastros de los vertebrados que actúan como dispersantes.

Aunque en el catálogo de semillas radica el principal interés y atractivo de la obra, la primera parte del libro dedicada a la ecología de los frutos carnosos me parece la más interesante de todas y se hace corta a todas luces, si bien es cierto que al final del libro figura un amplio apartado de bibliografía.

En resumen, una magnífica obra, plenamente recomendable, que desde aquí aseguro que gustará a los lectores o seguidores del blog.


Una deyección de mirlo (probablemente) con semillas del rosal silvestre Rosa micrantha.

Con el paso del tiempo se secan las deyecciones, lo que permite apreciar la importante cantidad de semillas de rosal silvestre contenidas en las mismas.

Un ejemplar de Rosa micrantha crece en el borde del bosque, ocupando el terreno despejado por delante de encinas y quejigos.

viernes, 28 de marzo de 2014

Las alfalfas arbustivas (Medicago arborea & M. citrina)




Más arbustos que comienzan su periodo de floración en marzo: en este caso la alfalfa arbórea o mielga real (Medicago arborea), una especie que se encuentra cultivada como ornamental y se asilvestra por algunas zonas del país (preferiblemente el litoral mediterráneo y Canarias).


Posee folíolos algo dentados en la parte superior y sus flores se reúnen en racimos más o menos densos (en grupos de hasta 20), de color anaranjado. La especie puede crecer hasta los dos metros de altura.


Las dos siguientes fotos corresponden a una especie próxima, Medicago citrina: se trata de otra especie arbustiva, en este caso autóctona de la flora española, que habita los acantilados rocosos de algunas islas mediterráneas (Cabrera, Columbretes e islotes próximos a Ibiza).

A diferencia de la primera especie, Medicago citrina posee inflorescencias con menos flores (hasta 10) y su corola es amarillo limón (más pálida que en M. arborea, por tanto). Sus folíolos presentan margen entero, sin dientecillos.


Además de las características morfológicas señaladas y de la diferencia de hábitat entre ambas alfalfas arbustivas, Medicago citrina también se separa de M. arborea en que florece algo más tarde: las fotos están realizadas a mediados de abril, época en la que algunos ejemplares ya presentan los frutos recién formados.

jueves, 27 de marzo de 2014

Florece la pulmonaria (Pulmonaria longifolia)



Ya vimos a la pulmonaria en verano, en Saja-Besaya (Cantabria), con hojas pero sin flores: ahora, también en marzo, la especie comienza a florecer.


Presente en la mitad norte de nuestro país, se desarrolla en hayedos y otros bosques caducifolios, desde el nivel del mar hasta los 1.600 m de altitud.


Como curiosidad, las flores cambian de color (del violeta o púrpura en las jóvenes al azul en las "adultas") debido a los cambios de pH producidos en el interior celular, de manera que puede inducirse el cambio de color introduciendo las flores en un medio ácido o básico.

martes, 25 de marzo de 2014

Arbustos de floración temprana: el brezo de barranco (Erica lusitanica)




El brezo de barranco o brezo de agua (Erica lusitanica), un arbusto que puede superar los dos metros de altura (aunque normalmente se encuentra con tallas más discretas) y que florece a partir de marzo, desde finales del invierno.




Similar a su pariente más extendido y conocido Erica arborea, la otra especie de brezo con las flores blancas, E. lusitanica se diferencia del primero en que presenta una flores más largas (5-7 mm de largas, por 3-4 mm en E. scoparia), en las que destaca la relación largo/ancho (en E. arborea esta relación es similar), y por presentar ramillos con pelos sencillos (en el otro brezo son sencillos y denticulados en los bordes).


 
 
Se extiende por el suroeste de Francia y la Península Ibérica: bien representado en buena parte de Portugal, en España lo encontramos disperso, desde Asturias al País Vasco, oeste de Castilla y León y Extremadura, y Montes de Toledo; se cita también en Sierra Morena. Lo hemos visto en Cabañeros (Ciudad Real), como parte de los matorrales ribereños.
 
Se encuentra desde los 700 m de altitud en hábitats riparios o, en cualquier caso, en los que no falta el agua a lo largo del año, pues precisa de un sustrato permanente húmedo para vivir.