jueves, 27 de septiembre de 2018

Fragas do Eume: el paradigma del bosque atlántico gallego

Efectivamente, el bosque atlántico gallego mejor conservado (y probablemente más famoso) son las Fragas do Eume, un parque natural extendido a lo largo de treinta kilómetros del río Eume en los pisos basal y colino (entre el nivel del mar y los 720 msnm), en La Coruña. Recorremos parte de su curso durante el verano.

Se trata de un robledal mixto que prospera en un ambiente de elevada humedad y clima templado (la temperatura media anual alcanza los 14º C), lo que ha permitido la existencia (o persistencia) de unas formaciones arbóreas altas y abigarradas, así como la presencia de algunos taxones de apetencias subtropicales que poblaron Europa durante el Terciario (principalmente helechos).

La orografía del valle unida a la existencia de precipitaciones constantes a lo largo del año (entre los 1.400 mm anuales en el occidente del parque y los 1.900 del resto del territorio) garantizan las condiciones de umbría y humedad que precisa la densa cobertura arbórea y su cohorte de especies. En esta entrada presentaremos algunas de las mismas.

Imagen de un carballo (Quercus robur); además hemos anotado la presencia de las siguientes especies arbóreas: alisos, fresnos (F. excelsior), arces (A. pseudoplatanus), abedules, castaños, laureles, perales silvestres, madroños, etc. El catálogo de árboles supera las veinte especies.

Olmo de montaña (Ulmus glabra).

Un joven carballo y, detrás suyo, el helecho Blechnum spicant.

Estamos a principios de julio, así que muchas de las especies que habitan el sotobosque ya han dejado atrás la época de floración. De todas formas, siempre se encuentran algunas flores veraniegas.

Chrysosplenium oppositifolium, especie que crece próxima a fuentes y regatos.

Lathyrus linifolius

Polygonatum odoratum con un fruto prácticamente maduro.

El caudal del Eume no se resiente durante el verano.
 
Porte y hojas de Physospermum cornubiense.

Laurel (Laurus nobilis).

Prunella grandiflora


Hojas y resto de inflorescencia de Luzula sylvatica, una especie perteneciente a la familia de los juncos.

La labiada Stachys officinalis ya sin flores.

Un mirlo acuático pensando en sus cosas.

Una banda del helecho Osmunda regalis cubre las orillas.

Otra especie arbórea destacable, el castaño (Castanea sativa).


Peucedanum gallicum

Porte de la escoba Cytisus commutatus (Cytisus ingramii) en el borde del bosque. Este ejemplar no tenía ningún fruto a la vista.

Envés de las hojas de Cytisus commutatus.

El peral silvestre, Pyrus cordata.

Una umbelífera: Laserpitium prutenicum.
Las hojas de las aguileñas (Aquilegia vulgaris), una ranunculácea, presentan un aspecto muy parecido al de la anterior especie.

Hieracium umbellatum

Detalle de las flores de Hieracium umbellatum.

Más especies características del bosque: laureles y avellanos.

Sotobosque del bosque ripario cubierto por helechos (Polystichum setiferum, Dryopteris affinis, etc.).


Circaea lutetiana: esta especie sí florece en verano.

Wahlenbergia hederacea, de la familia de las campánulas.

Las flores del muraje amarillo (Lysimachia nemorum).
Sibthorpia europaea, una escrufulariácea perenne que crece en lugares umbrosos y húmedos.


Hojas e inflorescencia de Saxifraga lepismigena.

Veronica montana

Omphalodes nitida

Saxifraga spathularis

Lotus pedunculatus

Terminamos esta aproximación veraniega a las Fragas do Eume con una umbelífera muy extendida en los regatos del parque: Apium nodiflorum.