domingo, 25 de octubre de 2020

Rosales silvestres de una cañada madrileña


Recorremos una de las cañadas ganaderas situadas en la rampa serrana madrileña, por debajo de los 1.000 metros de altitud, y aprovechamos para mostrar a las especies de rosales silvestres más comunes de este entorno, dejando para otra entrada a las especies madrileñas que ascienden más por la montaña.  Estamos en otoño, así que los rosales ya tienen formados y maduros sus frutos.


Nos hallamos en un entorno donde predominan los encinares y enebrales más o menos adehesados. Hemos visto a prácticamente todos los tipos de ganado (vacuno, ovino, caprino y equino) pastando por las parcelas o por la cañada misma. Los rosales se refugian y prosperan en ubicaciones frescas, en los límites de las fincas o junto a las vallas.


Fresnos bordeando la cañada. Los rosales silvestres también aparecen formando parte de los setos vivos.

Otro ejemplar con los frutos maduros entre olmos y más fresnos.

Población de Rosa corymbifera (una de las formas de Rosa canina) junto a varios quejigos. 

Ejemplar de una de las especies más frecuentes, el rosal de hoja pequeña (Rosa micrantha), con algunos tallos ramoneados por el ganado.

Frutos de Rosa micrantha, con el pedicelo glanduloso. Hojas con folíolos con abundantes glándulas por el envés y denticulación doble.

Frutos de Rosa canina, también una especie muy extendida. Hojas glabras, con denticulación simple y pedicelos sin glándulas. Las variaciones de estos tres caracteres (es decir, presencia o ausencia de indumento en las hojas, denticulación simple o doble y pedicelos glandulosos o no) da lugar a un grupo de formas o "microespecies", algunas de las cuales mostramos a continuación.

Aquí vemos una forma de crecimiento típica de las Rosa canina: se comportan como trepadoras, aprovechando sus largos y volubles tallos con acúleos para agarrase y trepar por el arbolado cercano.


Haz y envés de Rosa corymbifera. Esta forma se caracteriza por tener las hojas más o menos tomentosas, folíolos con dientes simples y pedicelo del fruto sin glándulas.


Estas dos fotos corresponden a Rosa squarrosa: sus hojas son glabras, pero el margen de los folíolos es doble. Los pedicelos del fruto tampoco tienen glándulas.


La forma denominada Rosa andegavensis posee hojas glabras, folíolos con margen simple y pedicelo del fruto glanduloso. Todas estas "especies" (incluida la Rosa canina tipo) poseen sépalos reflejos en el fruto que suelen perder rápido.

Una especie parecida al grupo de las canina que también habita la cañada es Rosa pouzinii: tiene las hojas glabras, folíolos con margen glanduloso doble (también presenta glándulas repartidas por el nervio medio de la hoja) y pedicelos glandulosos. Sépalos también reflejos (y glandulosos por el dorso), algunos de los cuales este ejemplar todavía no había perdido.


No podemos finalizar sin presentar a otra especie bien representada por los encinares y tierras bajas (aunque prefiere los terrenos básicos), que encontramos acompañando al bosque galería de un río cercano: se trata de Rosa agrestis, una especie bastante parecida a R. micrantha: folíolos (más estrechos que en esta última especie) con denticulación doble y con abundantes glándulas por el envés, pero pedicelos sin glándulas.

miércoles, 14 de octubre de 2020

Perelloner (Pyrus spinosa) de Prades


Hace unos años por estas mismas fechas estuvimos por las Sierras de Prades (Tarragona) y aprovechamos para fotografiar a este perelloner (piruétano o peral silvestre), Pyrus spinosa (antes denominado, muy gráficamente, Pyrus amygdaliformis, por el parecido de sus hojas con las del almendro). He encontrado pocas fotos de ese día, pero buscando por la web compruebo que sigue manteniendo su status de árbol monumental.

Lo más característico de Pyrus spinosa frente al resto de piruétanos ibéricos son la forma de las hojas (lanceoladas o elíptico-lanceoladas frente al resto de especies, que las presentan ovadas u orbiculares), así como la presencia de yemas obtusas y ovoides (los otros las tienen agudas y cónicas).

En realidad no hay posibilidad de confundirlo con las otras especies silvestres españolas (aunque cuidado con los ejemplares cultivados o asilvestrados), pues en nuestro país Pyrus spinosa solamente se encuentra en las comarcas costeras catalanas (de Gerona a Tarragona), acompañando a encinares o alcornocales y formando parte de los setos, donde no coincide con Pyrus cordata o P. bourgaeana. Más fotografías de esta interesante especie arbórea en el presente enlace.

jueves, 8 de octubre de 2020

Un paseo por el norte de Cabañeros (Toledo)

Comenzamos el otoño realizando una sencilla pero vistosa ruta en el Parque Nacional de Cabañeros: la que conduce hasta el paraje conocido como El Chorro, en Los Navalucillos (Toledo). La ruta continúa hasta alcanzar el Pico Rocigalgo, pero nos limitamos a recorrer su primer tramo (unos ocho kilómetros entre ida y vuelta).

Encinares mezclados con quejigos, robles melojos, alcornoques y especies caducifolias en las proximidades de los arroyos.

Las jaras pringosas dominan en el inicio del recorrido.

Población de Dianthus lusitanus entre las rocas.

Digital (seguramente sea Digitalis mariana).

Rusco (Ruscus aculeatus).

Una peonia abierta entre zarzales.

Cytisus striatus

Arce (Acer monspessulanum) con frutos.



Vistas del tronco y porte de un gran ejemplar de tejo.

Encinar de umbría.

Castaño (Castanea sativa).


Algunos Quercus forman rodales en medio de las extensas pedreras cuarcíticas que hay en Cabañeros.

Quercus broteroi


En los caminos crece Scrophularia canina.

Carlina corymbosa

Torvisco (Daphne gnidium) con flores.

La cornicabra con algunas agallas.

El herpeto del día: una culebra de cogulla (Macroprotodon brevis).


Arraclán (Frangula alnus), otra especie ripícola.


Melojar (Quercus pyrenaica) y hojas de este árbol.



Porte, ramas con frutos y hojas de Sorbus torminalis.

Junto al cauce habita una importante población del abedul Betula pendula subsp. fontqueri var. parvibracteata (¡¡!!).


Porte de un abedul.

Las ramitas del año de Betula pendula son glabras y con glándulas resinosas repartidas por su superficie.



Corteza de abedul, fresno de hoja estrecha y sauce (Salix salviifolia).

Madroño (Arbutus unedo).

Hiedra (Hedera hibernica) a punto de florecer con ¿Mallota dusmeti...?.

Otro sauce (Salix neotricha).

Corrigiola telephiifolia

Un Lotus al lado del cauce (probablemente L. pedunculatus).

Una vista de la Cascada del Chorro: refugio de helechos y otras especies relictas.

Como por ejemplo, el acebo.

Frutos y hojas de Lonicera periclymenun.

Osmunda regalis

Teucrium scorodonia

Finalizamos con la solanácea Lycium europaeum, que comenzaba a florecer. La encontramos a la salida de Los Navalucillos, no en la ruta de El Chorro.