lunes, 22 de abril de 2013

Abril: el mes de las rosáceas



Aunque algunas especies como los endrinos ya comenzaron a florecer antes en las tierras más bajas, lo cierto es que abril es el mes en el que buena parte de nuestros árboles y arbustos pertenecientes a la familia de las rosáceas de las zonas de baja y media montaña culminan su floración. Traemos una selección de especies fotografiadas durante los últimos años en estas fechas.

Comenzamos con los cerezos (Prunus avium) del Sistema Central: estos ejemplares (primera y siguiente fotografías) acababan de abrir las flores y, de momento, no tenían ninguna hoja.


Floración del cerezo (Prunus avium).

Otra especie del mismo género, el cerezo de Santa Lucía (Prunus mahaleb), menos conocido y extendido que su anterior pariente, se extiende por el este peninsular, desde Pirineos hasta Cazorla-Segura y algunos puntos de la Cordillera Cantábrica. En esta especie, la floración y la salida de las hojas son coetáneas.





Detalle de las flores y hojas de Prunus mahaleb.

Por el norte peninsular habita el peral silvestre atlántico (Pyrus cordata), un arbolito espinoso que hemos visto por prácticamente todas las regiones, siempre escaso, formando parte de setos y acompañando a bosques húmedos: lo vimos en Porriño (Pontevedra), León, Asturias, País Vasco (Izarra, Gorbea), etc.


Ramas espinosas de Pyrus cordata, antes de abrir las primeras flores.


Pyrus cordata


Hojas caracterterísticas de Pyrus cordata en flor.

El ciruelo silvestre (Prunus insititia) tiene un área más extensa (puede encontrarse, no muy abundante, por la mitad norte del país y baja por algunas serranías andaluzas bastante al sur). El siguiente ejemplar lo fotografiamos en el Valle del Paular, en Madrid.


Prunus insititia

También en Madrid (en otras provincias pasará lo mismo), en el oeste de la región, encontramos un frutal asilvestrado: el membrillero (Cydonia oblonga), de grandes flores blancas con tonos rosados. En este caso acompañaba a los setos próximos a los huertos situados en las proximidades de encinares.


Flores y hojas del membrillero.

Los rosales silvestres autóctonos de momento no han florecido (lo hacen mayoritariamente más tarde), pero en Aranjuez fotografiamos al rosal de flores amarillas Rosa foetida, especie no autóctona, que en ocasiones aparece asilvestrado en algunos puntos de España.


Rosa foetida

Una especie interesante desde el punto de vista agro-forestal: el serbal común (Sorbus domestica), es el más termófilo de nuestros mostajos; habita zonas más bajas y cálidas, por tanto, que su pariente el serbal de cazadores.

Se extiende por la mitad oriental y lo hemos visto en la Ribagorza (Huesca), las proximidades de Lérida, Cazorla-Segura (Jaén) y varios puntos del Sistema Ibérico. Alcanza, no obstante, tierras castellano-leonesas hacia el oeste.





Sorbus domestica

Durante este mes, saca también las hojas: en la siguiente fotografía se aprecia la principal diferencia (frutos aparte) con el serbal de cazadores: las yemas de S. domestica son lampiñas y pegajosas, frente a las de la segunda especie, que están cubiertas de borra y no se "pegan".


Hojas y yemas de Sorbus domestica.

Terminamos con un arbusto que crece tanto el suelos ácidos como básicos: se trata del guillomo (Amelanchier ovalis), distribuido por buena parte de las montañas españolas. Como curiosidad, en la Sierra de Segura (Jaén), hemos visto ejemplares casi arbóreos que superaban con creces la altura de un hombre.


El guillomo abriendo sus flores.

En esta especie los pétalos tienen una forma alargada que resulta característica, como se muestra a continuación.





Amelanchier ovalis: inflorescencias y hojas.


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