viernes, 5 de agosto de 2022

Diarios 1887-1910 (Jules Renard)

Tras leer una lección del profesor Carl Vogt sobre la utilidad de los topos, acabo de matar uno de un tiro de escopeta. Le veía levantar su cúpula de tierra fresca: la he destruido dos veces. Él volvía a empezar. Luego, desbrocé su agujero. Asomó la nariz al aire. Lo he matado como si nada, con mi rayo personal, forzándome un poco para ver cómo era. Para él habrá sido como sería para mí un trueno si me cayera en la cabeza. ¡Lo he matado como si fuera un dios! Estaba en medio del camino. No le hacía daño a mis lechugas, que tan poco me importan. Lo he matado. ¿Por qué? ¿Por qué? Y mi gato acaba de dejar su cagarruta en mi sillón, y no le he dicho nada.

Jules Renard 

Diarios 1887-1910

(Traducción de Ignacio Vidal-Folch)

Exterior de una topera de topo ibérico (Talpa occidentalis) en la Sierra de Guadarrama.

Realmente el topo al que se refiere el texto es al topo europeo (Talpa europaea), la especie con la convivió Jules Renard en Francia. En Pelo de zanahoria, uno de los clásicos del autor, Renard vuelve a sacar al topo en un encuentro con el protagonista (y el animal sufre una muerte bastante más violenta y sádica).

Pero, dejando de lado las desgracias de los pobres topos, lo importante es que hay que leer a Jules Renard, uno de los grandes de las letras francesas y europeas.

Topo en los Collados del Asón, Cantabria (probablemente Talpa europaea).




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