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jueves, 5 de agosto de 2021

Flora acuática: Elatine macropoda

 

A mediados de julio nos acercamos al Embalse de Pinilla (a unos 1.100 m de altitud, Sierra de Guadarrama) a fotografiar a una especie anual que florece por estas fechas: Elatine macropoda. La flor posee cuatro pétalos y otros tantos sépalos (generalmente mayores a los primeros).

Es una especie ligada al agua, o mejor dicho, a los suelos húmedos que quedan en los humedales y embalses tras retirarse el agua. Donde logra crecer, tapiza pequeñas extensiones de aspecto característico, como muestra la imagen.

Hojas y flor de Limosella aquatica entre las Elatine, una de sus acompañantes.

Otro grupo de plantas con el fruto ya formado. Forman cápsulas subglobosas, cuya parte superior se encuentra algo deprimida.

Las plantitas miden unos centímetros (en este caso entre 3 y 4, aunque pueden alcanzar los 10), con tallos postrados. Las hojas son opuestas y de forma oblonga. Suelen adquirir este tono rojizo.

Hábitat: orillas fangosas recién emergidas.

Poleo (Mentha pulegium) en la orilla del embalse.

Otra vista del Embalse de Pinilla, con varias garzas pescando cerca de la orilla y calizas al fondo.

Los patetes después de beberse su primera birra.

Aprovechando que estamos cerca de la zona de rocas calizas, aprovechamos para acercarnos para ver qué encontramos en flor. Ya lejos del agua, claro.

Centaurea cephalariifolia

Nepeta tuberosa

Teucrium expassum

Inula salicina

Asperula aristata

miércoles, 20 de diciembre de 2017

Plantas en el agua (y sus alrededores)


Vamos a mostrar algunas fotografías realizadas durante el pasado mes de octubre en las inmediaciones de algunos embalses madrileños próximos a la sierra, localizados por debajo de los 900 metros de altitud. En esta imagen, cabecera de la presa del embalse de Santillana, en Manzanares el Real.

El otoño se ha caracterizado por una desesperante falta de lluvias que viene de largo, pues no ha caído nada durante los últimos meses. La zona de los embalses que debería estar cubierta por las aguas presentaba este aspecto. En realidad, en este medio antes ocupado por el agua (que contiene todavía un mínimo de humedad) prosperan diversas especies: mostraremos una selección de éstas, así como alguna de las supervivientes que quedan (y crecen) en el agua.

Una crucífera con los frutos ya formados, Rorippa palustris.

Hojas basales de la borrosa (Laphangium luteoalbum).

Verbena supina, de talla más modesta que su pariente más extendida V. officinalis. Ahora se encuentra en flor.

También crece bien sobre los suelos arenosos la bardana menor (Xanthium italicum).

El cáñamo acuático (Bidens tripartita).

Chamaemelum mixtum

Gnaphalium uliginosum: a esta pequeña planta anual que cubre algunas partes del suelo profusamente le gustan los terrenos arenosos secos con algo de humedad.

Gnaphalium uliginosum

Por fin llegamos al agua. Algunas gaviotas reidoras sorprendidas de que haya gente metiéndose en los lodos próximos a la orilla.

Callitriche stagnalis

Rumex palustris crece fuera del agua pero cerca de ella.

Restos de infrutescencia de Alisma plantago-aquatica.

Diferencia de tamaño entre alismatáceas: A. plantago-aquatica (en el centro de la imagen, con las hojas grandes) y Baldellia repens (abajo a la derecha, con hojas lanceoladas mucho menores).

Una libélula sobre Polygonum persicaria.

Puede que se trate de Damasonium polyspermum, por el tipo de hoja que presenta (Baldellia repens las tiene con el limbo sin diferenciar del pecíolo), pero hasta que no florezca/fructifique no habrá forma de asegurarlo con certeza. Volveremos en verano para salir de dudas.


Dos fotos de Veronica anagallis-aquatica, donde se aprecia el aspecto general, las hojas y la inflorescencia de esta planta acuática abundante.

En los lodos mojados por el agua, una escrofulariácea que ahora tiene alguna flor abierta: Limosella aquatica (D. Miguel DC me indicó dónde encontrarla: ¡gracias!).

Al abandonar el embalse, de vuelta al coche, nos encontramos con una Armeria arenaria subsp. segoviensis.

Aunque el suelo está sequísimo, el paisaje próximo a Santillana no desmerece, así que aprovechamos para fotografiar una vista serrana con encinares, fresnedas y pinares al fondo.

En el embalse de Pedrezuela (Guadalix de la Sierra), amplias praderas de persicarias secas (Polygonum persicaria y P. lapathifolium) ocupan el espacio que también debería estar cubierto por el agua.

Vista general del borde del embalse y alrededores. Una pareja aprovecha para buscar aves acuáticas.

Una blanquiverdosa libando sobre la ajonjera (Chondrilla juncea), una compuesta muy común que puede encontrarse por casi todas partes.

En los caminos próximos al embalse hay una buena población de la viborera Echium asperrimum, ahora en flor.

Un lino de flores azuladas: Linum bienne.

Frutos de Linum bienne.

Encontramos a esta llamativa especie: Wedelia glauca, una especie alóctona que resulta casi imposible de erradicar, según parece.

Varios ejemplares de la persicaria Polygonum lapathifolium perseveran pese a la sequía, encontrándose algunos de ellos en flor.


Durante octubre buena parte de los herbazales que rodean a los embalses quedan cubiertos por unas finas telas de araña que brillan al atardecer, otorgándoles este aspecto tan llamativo.