martes, 27 de agosto de 2019

Cumbres de Sierra Nevada (y otras zonas inferiores)

En la visita a Sierra Nevada (Granada) a mediados del mes pasado, aprovechamos para realizar la ruta que asciende a la cumbre del pico Veleta (3.397 m) desde Posiciones del Veleta (3.100 m): se cumplen trece años desde la última vez que estuvimos por aquí. Ya tocaba volver.

Nos hallamos en el denominado piso crioromediterráneo (por encima de los 2.900 m de altura), en un medio rocoso (micaesquistos) muy adverso para la vida vegetal, sometida durante el invierno a largos periodos de heladas y durante el verano a sequía, insolación y fuertes vientos. Pese a ello, estamos en uno de los puntos calientes de diversidad vegetal del Mediterráneo. La flora que predomina a estas alturas está formada por matitas de pequeño tamaño y crecimiento lento que muestran el verano sus mejores galas (no disponen de mucho tiempo para atraer a los polinizadores y completar su ciclo reproductivo), creciendo dispersas y escondidas entre las grietas del roquedo. Mostramos algunas de ellas.

Coincya monensis subsp. nevadensis

Chaenorhinum glareosum


Androsace vitaliana subsp. nevadensis

 
Viola crassiuscula


Población y detalle de Arenaria tetraquetra (subsp. amabilis).

Linaria glacialis


Leucanthemopsis pectinata

Erigeron frigidus antes de abrirse completamente.

Leontodon boryi

Eryngium glaciale

Un par de matillas de Veronica fruticans asoman entre la pedrera y un ejemplar de Carduus carlinoides.


Senecio nevadensis, antes de florecer.

Cardamine resedifolia

Arabis alpina


Ejemplares (sin y con flores) del "cojín de pastor" Arenaria pungens.


Un ejemplar de Hormathophylla spinosa perdido en el "desierto" de rocas y otro con flores.

Plantago nivalis

Jasione tristis

Biscutella glacialis


Cabras monteses cerca de la cumbre: abundantes y bastante confiadas.

En la cumbre precisamente nos encontramos con este acentor alpino...

...que aprovechaba los restos de una loncha de queso de algún excursionista. La vida a casi 3.400 m de altitud es muy dura, obviamente.

Ganado ovino merendando flora endémica de la alta montaña nevadense.

Saxifraga nevadensis

Epilobium alsinifolium

Reseda complicata

Sempervivum minutum

Lotus glacialis

Linaria nevadensis
 
 

Anthyllis pseudoarundana. Ahora descendemos hasta la Hoya de la Mora (2.500 m).

Thymus pulegioides


Hemos llegado para ver las últimas flores de un piorno intrincado de fuertes espinas, Genista versicolor, que prospera en suelos silíceos. En este caso en los Peñones de San Francisco.

Otra población de Genista versicolor al lado de un pinar de pinos silvestres.

En ocasiones se encuentra junto a la anterior otro piorno perteneciente a la misma familia, pero a otro género: Cytisus galianoi. De menor talla y sin espinas, florece antes, así que en julio ya tiene las legumbres perfectamente formadas.

En las zonas transitadas de la Hoya de la Mora fotografiamos a Chenopodium foliosum, caracterizado por tener este fruto carnoso tan llamativo.

Por aquí también encontramos monteses.

Thymus serpylloides


Porte y detalle de ramas floridas de Sideritis glacialis.

Artemisia absinthium

Jurinea humilis

Plantago holosteum
 

Cambiamos de aires y descendemos a cotas más bajas: en este caso, en dirección a Monachil, atravesamos un encinar con majuelos, almeces y, en el centro, varios ejemplares de Genista cinerea.

Genista cinerea

Aparecen otros arbustos espinosos como este agracejo (Berberis australis).

Cynara baetica

Un arbusto alto (alcanza los 3 m de altura) que acompaña a pinos y otras formaciones: el rompesayos o aznacho (Adenocarpus decorticans), con las legumbres todavía verdes.

Pinares creciendo en los alrededores del pico Dornajo, una zona de arenas y rocas dolomíticas.

Aquí fotografiamos a la boraginácea Onosma tricerosperma (subsp. granatensis).

Sabina rastrera (Juniperus sabina).


Dos vistas de otro rabogato, en este caso propia de suelos calcáreos, Sideritis carbonellii.

Un majuelo retorcido junto a Vella spinosa.


Otra especie que crece pegada a las rocas calizas: Rhamnus pumila.

Frutos de Prunus prostrata.

Vista de los picos de dolomías de Sierra Nevada.

La labiada Salvia phlomoides, propia de matorrales calizos de montaña.

Terminamos con un arbusto endémico: nos referimos a Prunus ramburii, un endrino que solamente crece en algunas sierras de Granada y Almería.