miércoles, 30 de mayo de 2018

Cabo Cope (Águilas)


Recorremos una parte del litoral de Cabo Cope en Águilas (Murcia), sin alejarnos del mar, a finales de abril. Destacamos el buen estado de conservación de este tramo de costa, así que alternaremos las fotos de ciertas especies representativas o endémicas con algunos paisajes marineros.

La zagua, Salsola oppositifolia.

Launaea arborescens

Thymelaea hirsuta

Un arbusto exclusivo de nuestro sureste: Salsola papillosa.

Helianthemum viscarium, con hojas viscositas.
 
La última flor de Helianthemum viscarium.

Hippocrepis scabra

Detalle de los frutos de Hippocrepis scabra.

Teucrium freynii

Rocas sedimentarias carbonatadas en las proximidades del mar. Hacia el interior se encuentran otros sustratos muy distintos que contribuyen a la diversificación vegetal en la zona.


Asteriscus maritinus

Rhamnus borgiae, un arbusto rastrero, como se aprecia en la fotografía.

Hypericum ericoides, el pinillo de oro, desgraciadamente sin sus llamativas flores.
 
Polygala rupestris refugiada del salitre en las grietas de las rocas.

La siempreviva de saladar (Limonium insigne) ya ha florecido.

 
Ramas espinosas y maraña de Lycium intricatum, otra especie clásica de la costa sureste.

Lavatera arborea plantada en una vivienda próxima al camino.

Otra especie de Limonium, aunque esta vez sin flores; por las hojas elípticas y mucronadas que posee tal vez se trate de Limonium delicatulum.

Suaeda vera

Patellifolia patellaris, el tebete.

Matorrales costeros con Salsola genistoides y otras especies.

Atriplex glauca

Otra Launaea, aunque en este caso se trata de la herbácea perenne Launaea nudicaulis, con alguna flor pasada.

La zamarrilla lanuda, Teucrium lanigerum, un endemismo de Murcia y Almería, ya sin flores.

Porte de Teucrium lanigerum.
 
Albardines (Lygeum spartum) frente a la costa.

El jopo de lobo o de cordero (Cistanche phelypaea); algunos ejemplares alcanzan los 75 cm de altura.

Detalle de sus espectaculares flores amarillas.

Se trata de una planta que parasita a varias especies de quenopodiáceas, como los Atriplex halimus de la fotografía.
 
Medicago marina

Tarayales dispersos en las ramblas (Tamarix canariensis).

Frankenia corymbosa

Mesembryanthemum nodiflorum

Otro ejemplar de jopo de lobo creciendo en este caso entre las piedras de la playa.

Restos de rizoma y hojas de Posidonia oceanica, el "alga" de vidrieros.

Anabasis articulata

Encontramos otro ejemplar de Mesembryanthemum nodiflorum, pero esta vez con flores. Con él nos despedimos.


miércoles, 23 de mayo de 2018

Algunas plantas manchegas (abril 2018)


Hace un mes exactamente realizamos una escapada a la provincia de Albacete en la que aprovechamos para hacer algunas paradas y fotografiar algunas plantas manchegas. La primera fue en la Sierra de Abenuj, donde queríamos ver y fotografar a su endemismo estrella, Sideritis serrata, una labiada que puede superar el metro de altura (algo verdaderamente raro entre nuestros Sideritis).

Nos encontramos por encima de los 700 m de altitud, entre matorrales termófilos ralos como los de la fotografía superior, sobre un terreno pedregoso de rocas calizas. En la imagen, una de las especies más características que abundan en estos tomillares, Teucrium gnaphalodes.

Thymus vulgaris

Fumana thymifolia
 
Astragalus incanus

La amapola violeta o morada, Roemeria hybrida, en un campo de labor cercano.
 
Una cistácea anual, Helianthemum salicifolium, con algunas flores abiertas.

La romerina, Cistus clusii.

Hojas e inflorescencias de la temporada pasada de la labiada arbustiva endémica y amenazada de la zona: Sideritis serrata. Solamente crece en esta sierra, en un par de poblaciones; esta que hemos visitado se encuentra al lado de un campo de almendros y no parece tener ninguna medida de protección especial.

Porte de Sideritis serrata.

Hábitat de Sideritis serrata en la Sierra de Abenuj, en el que se destacan algunos pinos carrascos dispersos.

Helianthemum marifolium

La pamplina (Hypecoum imberbe), una delicada papaverácea anual.

Nonea micrantha en medio de un campo de labor.

Otro de los espacios señeros próximos es el Saladar de Cordovilla: hacía años que no venía y ha resultado ser una auténtica decepción. Los cultivos se lo están comiendo literalmente, y con ellos la proliferación de basuras, restos de regadíos, etc. Tampoco hay buenas indicaciones para llegar. Da rabia ver la desidia absoluta de la Administración autonómica con respecto a la protección seria y eficaz de este paraje único.

Matorrales crasicaules en el interior del saladar, con varias especies de quenopodiáceas, limonios, compuestas y una Moricandia arvensis en flor.

La sapina (Arthrocnemum macrostachyum), un matorral dominante, aspecto de las ramas.

Seguramente se trate de las hojas basales del hemicriptófito Sonchus crassifolius, que de momento no ha crecido mucho.

Limonium caesium crece en las zonas más secas.

Albardinal (Lygeum spartum) y quenopodiáceas.

Buglossoides arvensis

Matorrales sobre calizas y yesos próximos al humedal.

Vista de los carrizales a última hora de la tarde.

Sarcocornia fruticosa

Espinos negros, romeros, efedras, sabinas (Juniperus phoenicea) y otros matorrales en las cercanías.

Uno de los limonios del saladar: puede que Limonium cossonianum... De momento todas las especies de limonios sin flores.

Cynomorium coccineum, el jopo de lobo, que ahora se encuentra en flor: una curiosa planta parásita de diversas especies de las que habitan los saladares.

Vista general del Saladar de Cordovilla y alrededores. Casi al fondo, una parcela de olivos en las proximidades de una de las mejores zonas del humedal.

Sapinas y otras quenopodiáceas de porte postrado y/o radicante.

Helianthemum polygonoides, una cistácea exclusiva del Saladar de Cordovilla, de momento sin flores. Es la principal joya botánica de la zona y crece en los bordes ya secos del saladar. El pésimo estado en el que se encuentra este espacio nos hace temer a medio plazo por la conservación de esta especie (bueno, y por todo el ecosistema).

Atriplex glauca

Atardecer en el saladar. Última hora de luz.

Una larva sobre una ramita de sapina.

En los montes cercanos aprovechamos para realizar más fotos, como a este gamón (seguramente Asphodelus ayardii, con estilos más largos que los estambres).

Helianthemum asperum

Cerca del Saladar se encuentra la Laguna de Alboraj, rodeada literalmente de cultivos y aspecto de completa desatención. En la línea de lo referido para el Saladar, vamos.
 
No hay más que ver el cartel (el único que encontramos) y en qué estado se encuentra.

Otra planta interesante: Gypsophila tomentosa, de momento sin sus largas y llamativas inflorescencias.

Suaeda vera


En los caminos vemos a la morsana (Zygophyllum fabago).

Matorrales con Rhamnus lycioides, Ballota hirsuta, Asparagus horridus, Ephedra fragilis, etc.

Convolvulus althaeoides

Una última parada en la Laguna del Hito, en la provincia Cuenca. Una vista parcial de la misma, con bastante agua este año.

Hace unos años en febrero vinimos a ver las grullas y era todo un espectáculo; ahora ya es tarde para grullas y solamente localizamos un par de tarros blancos (no se esfuercen en buscarlos en la foto, que ahí no estaban).

Artemisia caurelescens, cuyas primeras hojas forman un pasto discontinuo en las proximidades de la laguna.