Con todo, muchos estaban convencidos de que se trataba de una cortina de humo. Aquel olmo en particular, como todos sabían, había sido el árbol favorito de Cecilia y en el agujero embreado que cubría un nudo de la madera aún podía verse la marca de su pequeña palma. La señora Scheer recordaba haber visto a menudo a Cecilia bajo el árbol en primavera, tratando de atrapar al vuelo las vertiginosas hélices de sus semillas. (Por nuestra parte, recordábamos aquellas semillas verdes alojadas en una sola vaina fibrosa que bajaba como un helicóptero hasta el suelo, si bien no habríamos podido asegurar si pertenecían a los olmos o, por decir algo, a los castaños, ya que ninguno de nosotros tenía un manual de botánica a mano, tan populares entre los amantes de los bosques y de la realidad.) De todos modos, a muchos de los vecinos les resultaba fácil imaginar por qué las chicas relacionaban el olmo con Cecilia.
-Lo que querían salvar no era un olmo –decía la señora Scheer-, sino el recuerdo de Cecilia.
Las vírgenes suicidas
(Jeffrey Eugenides)
(Traducción de Roser Berdagué)
Aquí, un gran texto de Manuel Jabois (más sobre la película que sobre el libro).
Como las hermanas Lisbon, los olmos mueren por toda su área de distribución, aunque éstos no por suicidio, claro, sino por efecto de la grafiosis.
Las hojas del olmo común o negrillo, simples, con un corto peciolo, doblemente aserradas o dentadas y acorazonadas en la base aunque de forma asimétrica (un lado más corto que el otro).
Una de las características que sirven para diferenciar a los olmos comunes de otras especies de olmos es que con frecuencia sus ramillas pesentan unas costillas longitudinales suberosas (o corchosas).
Los primeros ataques serios que sufren los olmos corren a cargo de las larvas de la galeruca (Galerucella luteola), un coleóptero cuyas orugas comen el parénquima de las hojas (respetando la nerviación). Las olmedas infectadas pueden quedarse sin hojas verdes durante el verano.
A continuación, diversas especies de escarabajos escolítidos minadores son capaces de detectar los árboles enfermos y atacan en masa a los olmos debilitados por la galeruca. Los escarabajos actúan como vectores del hongo Ceratocistis ulmi, agente que provoca la grafiosis.
Los escolítidos roen las yemas y perforan la corteza para hacer las puestas. En la imagen, galerias de varias especies de coleópteros bajo la corteza de un olmo muerto. El hongo se desarrolla en el sistema vascular; las esporas penetran a su interior transportadas por los escarabajos y se difunden con la savia por todo el árbol.
C. ulmi produce unas enzimas que provocan la muerte del parénquima del leño y degradan los vasos conductores, bloqueando el transporte de agua y generando una especie de trombosis que causa la muerte al olmo.
A la decadencia de los olmos contribuye, además, la disminución de los niveles freáticos por extracciones incontroladas de agua en las zonas mediterráneas de vega y en los valles. En la imagen, un olmo sano en la ribera del río Lozoya.