viernes, 27 de agosto de 2021

Lanzarote (1)

 

A finales de julio visitamos Lanzarote, la más oriental (y septentrional) de las Islas Canarias, así que mostraremos una selección de fotografías lanzaroteñas a lo largo de las próximas entradas. Pese a tratarse de la isla con menor relieve de todas, la variedad de hábitats y paisajes da mucho juego: vulcanismo, saladares, vegetación halófila, depósitos dunares (jables), matorrales, flora rupícola, endemismos vegetales y alguna especie muy amenazada.

Vistas de las Montañas de Fuego, en el espacio natural más conocido de la isla, el Parque Nacional de Timanfaya.

Al realizar la visita en julio, buena parte de la vegetación anual ha cumplido ya su ciclo y se encuentra seca, como es el caso de Ifloga spicata, una asterácea que alcanza los diez centímetros y habita las llanuras del interior.


Los líquenes son los únicos habitantes vegetales de buena parte del Parque Nacional, reflejo de cómo avanza la sucesión vegetal en climas áridos en unos terrenos arrasados por la lava hace poco tiempo (geológicamente hablando).

La aulaga (Launaea arborescens), un arbusto muy presente en toda la isla por sus excelentes capacidades colonizadoras.


Matorrales costeros en Órzola, en el norte.

Atriplex halimus 

Astydamia latifolia

Caleta del Congrio (Playas de Papagayo) en el sur.

Lotus glinoides

La barrilla (Mesembryanthemum crystallinum), una especie introducida en el siglo XVIII que actualmente se encuentra distribuida por todo Lanzarote.

Volcán del Cuervo.

Halcón tagarote (Falco pelegrinoides) esperando a su pareja.

Colada de lava en Pico Partido.

El alcaraván (Burhinus Oedicnemus) que habita la isla pertenece a la subespecie insularum.

Tuneras (Opuntia maxima) en Guatiza.

Salinas de Janubio.

Atriplex semilunaris, otra especie asilvestrada con potencial invasor.

Charco Verde o de Los Clicos cerca de El Golfo.

viernes, 20 de agosto de 2021

Los groselleros ibéricos

 

Vamos a publicar algunas fotografías de los groselleros ibéricos: en realidad de las tres especies autóctonas y una cuarta que se cultiva y asilvestra con frecuencia. Comenzamos por la de mayor talla (puede alcanzar los tres metros de altura), el grosellero de roca (Ribes petraeum), un arbusto de hojas anchas (hasta 15 cm), palmatífidas, con tres/cinco lóbulos, el central ensanchado en la base.

Las flores crecen en racimos horizontales o péndulos, cuyo eje carece de glándulas. Aquí vemos los frutos verdes en julio; florece a partir de mayo.

Aunque el grosellero de roca alcanza los pedregales y gleras a 2.400 metros de altitud en la Cordillera Cantábrica y Pirineos, aquí vemos a un ejemplar crecer a menos altitud, en un bosque mixto del Valle de Benasque (Huesca). Se distribuye también por el Sistema Ibérico y recientemente Rubén Bernal lo descubrió en la sierra de Guadarrama madrileña.

Similar a la anterior es el grosellero de los Alpes (Ribes alpinum), un arbusto de menor talla (hasta 1,5 m) con las hojas mucho menores (hasta 5 cm de ancho) y con el lóbulo central atenuado en la base.

Posee racimos erectos y suele considerarse planta dioica (algunos ejemplares poseen flores masculinas y otros femeninas, con flores rudimentarias del otro sexo). Habita medios similares al grosellero de roca y también asciende mucho por las montañas, superando los 2.000 metros. Vive en la mitad norte peninsular y algunas serranías Béticas.


La especie más sencilla de reconocer es el grosellero espinoso (Ribes uva-crispa), el único que posee espinas (generalmente en grupos de tres), además de tener unos frutos mayores que salen solitarios o por grupos de 2-3 en las axilas de las hojas. Se trata de una especie cultivada y asilvestrada desde la antigüedad, por lo que algunas poblaciones pueden tener este origen. Aquí mostramos el detalle de hojas y frutos, así como el porte, de un ejemplar encontrado en en Valle de Navafría, Sierra de Guadarrama, Madrid.

La última especie, el grosellero rojo (Ribes rubrum), parece proceder asimismo de cultivos. Es parecido al grosellero de roca, si bien este último posee pelos glandulares en el limbo de las hojas y flores con sépalos erectos, mientras que Ribes rubrum carece de dichos pelos y los sépalos de sus flores son patentes.


Es un arbusto que, además, raramente alcanza el metro y medio de altura. Aquí vemos un ejemplar fructificado y el porte del mismo durante junio en el Valle de Lozoya, también en la Sierra de Guadarrama madrileña.



jueves, 5 de agosto de 2021

Flora acuática: Elatine macropoda

 

A mediados de julio nos acercamos al Embalse de Pinilla (a unos 1.100 m de altitud, Sierra de Guadarrama) a fotografiar a una especie anual que florece por estas fechas: Elatine macropoda. La flor posee cuatro pétalos y otros tantos sépalos (generalmente mayores a los primeros).

Es una especie ligada al agua, o mejor dicho, a los suelos húmedos que quedan en los humedales y embalses tras retirarse el agua. Donde logra crecer, tapiza pequeñas extensiones de aspecto característico, como muestra la imagen.

Hojas y flor de Limosella aquatica entre las Elatine, una de sus acompañantes.

Otro grupo de plantas con el fruto ya formado. Forman cápsulas subglobosas, cuya parte superior se encuentra algo deprimida.

Las plantitas miden unos centímetros (en este caso entre 3 y 4, aunque pueden alcanzar los 10), con tallos postrados. Las hojas son opuestas y de forma oblonga. Suelen adquirir este tono rojizo.

Hábitat: orillas fangosas recién emergidas.

Poleo (Mentha pulegium) en la orilla del embalse.

Otra vista del Embalse de Pinilla, con varias garzas pescando cerca de la orilla y calizas al fondo.

Los patetes después de beberse su primera birra.

Aprovechando que estamos cerca de la zona de rocas calizas, aprovechamos para acercarnos para ver qué encontramos en flor. Ya lejos del agua, claro.

Centaurea cephalariifolia

Nepeta tuberosa

Teucrium expassum

Inula salicina

Asperula aristata

martes, 3 de agosto de 2021

Flores de verano: Dianthus laricifolius

Durante julio florece un clavel silvestre que, hasta entonces, pasa casi inadvertido entre los herbazales y roquedos de la rampa serrana y la misma sierra de Guadarrama: Dianthus laricifolius (subsp. laricifolius). Posee pétalos glabros, de color rosa.

Las flores se reúnen en grupos de 2-3, poseen un cáliz de forma subcilíndrica, con dientes muy aguzados y tres veces más largos que anchos y brácteas internas del epicáliz (el "cáliz" externo) truncadas y acuminadas.

Lo de laricifolius se debe al parecido de sus hojas (especialmente las nuevas) con las del alerce, de forma acicular y alesnada (acabadas en punta).


Lo hemos visto en Manzanares el Real, Soto del Real y Lozoya, siempre por encima de los 1.000 msnm, acompañado por zanahorias silvestres, enebros de la miera, encinas dispersas, berceos y otras plantas. Los ejemplares de Soto (la última fotografía está realizada en sus proximidades) nos los indicó a Miguel y a mí Pedro Molina Holgado, a quien hago llegar un cordial saludo y nuestro agradecimiento.