Más especies leñosas o semileñosas de Sierra Bermeja. Para comenzar, la coscoja (Quercus coccifera), formando un denso tapiz casi a ras de suelo en el pinar; posiblemente se trate de ejemplares rebrotados tras alguna labor forestal.
Una labiada alta, la olivilla (Teucrium fruticans), aunque en este caso se trate de un ejemplar achaparrado entre las peridotitas. En flor en abril.
La cariofilácea Paronychia suffruticosa crece solitaria colgada de un cortado. En la segunda fotografía de esta especie, las inflorescencias antes de abrirse a mediados de julio.
Una crucífera que también florece en verano: Crambe filiformis. Vistas de los racimos y del porte de la planta.
El agracejo (Berberis australis), con los frutos verdes.
Un arbustillo que hemos visto poco: Thymelaea argentata, una bufalaga de hojas plateadas, como indica su nombre.
Traemos de nuevo al rosal silvestre Rosa sicula por haberlo encontrado de forma escasa en esta sierra; en este caso, con los frutos maduros en septiembre.
Acabamos con una vista genérica de los pinares y sus matorrales.
miércoles, 31 de octubre de 2012
lunes, 22 de octubre de 2012
Un escobonal de Cytisus striatus en Madrid
Visitamos entre Buitrago de Lozoya y Mangirón, a mediados de octubre, uno de los principales bastiones del escobón Cytisus striatus en Madrid, una leguminosa arbustiva que puede alcanzar los tres metros de altura, escasa en nuestra región.
Se localiza a unos 1.100 metros de altitud sobre un sustrato donde predominan los gnéises y otras rocas metamórficas de reacción ácida. La vegetación potencial corresponde a encinares y otras quercíneas acompañadas por pinos (posiblemente muchos de ellos producto de plantaciones antiguas); la degradación del arbolado da lugar en buena parte de la zona a tomillares y cantuesares como los de la siguiente fotografía.
Es en estos terrenos despejados donde comienzan a aparecen los escobones, acompañados por su congénere Cytisus scoparius, de menor tamaño y un color verde más oscuro. A continuación, imagen de un ejemplar de escobón rodeado por jaras. En las zonas de mayor presencia del ganado los escobones no crecen mucho, lo que da idea de la importancia de este tipo de pasto arbustivo para el mantenimiento de la cabaña ganadera en épocas de sequía o escasez.
Además de por el color verde claro del ramaje, los frutos de Cytisus striatus los hacen inconfundibles: se trata de unas gruesas y cortas legumbres completamente cubiertas de pelos blancos. Como se muestra a continuación, los frutos se encuentran completamente abiertos en esta época del año.
Algunos pinos resineros aparecen al adentrarnos en la sierra.
Macrolepiotas.
Las últimas lluvias caídas dan un respiro a los anfibios, como este joven sapo corredor.
Pinar de pino resinero (Pinus pinaster) con buen sotobosque de Genista florida, Rosa micrantha, majuelos, endrinos, fresnos e incluso algún bonetero.
Pinares y encinares cerca del embalse, todavía muy bajo.
Refugiándose en algunos cortados, una interesante población de arces (Acer monspessulanum), que presenta los frutos completamente maduros; vistas, además, de las hojas y el porte de uno de estos arbolillos.
En los pinares aparecen algunos pinos laricios (Pinus nigra).
El ganado vacuno que ha consumido los escobones durante el verano se ha trasladado ahora a la zona de fresneda, donde brotan por fin los pastos herbáceos. En la imagen, una berrenda en negro.
Y para finalizar, una especie de rosal silvestre con los frutos en sazón: se trata de Rosa corymbifera, caracterizado por sus folíolos cubiertos de pelos por ambas caras y sépalos reflejos y caedizos.
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domingo, 14 de octubre de 2012
Polygonatum odoratum
Ahora que parece que la llegada del otoño ya es un hecho, un par de fotografías de una especie con los frutos maduros: una herbácea perenne con frutos carnosos, el sello de Salomón (Polygonatum odoratum).
Fotografiada en los alrededores de La Granja de San Ildefonso (Segovia), en la vertiente norte del Sistema Central, en un bosque mixto de melojos y pinos silvestres.
Los frutos (como se detalla en el siguiente enlace) son muy tóxicos.
Fotografiada en los alrededores de La Granja de San Ildefonso (Segovia), en la vertiente norte del Sistema Central, en un bosque mixto de melojos y pinos silvestres.
Los frutos (como se detalla en el siguiente enlace) son muy tóxicos.
lunes, 8 de octubre de 2012
Arbustos del pinsapar
Recorrido por un bosque de pinsapos de la Sierra de las Nieves (Málaga) a finales de agosto; seleccionamos algunos de los arbustos más representativos que aparecen desde los 1.300 hasta los casi 1.800 metros de altitud, en esta ocasión sobre calizas.
En la parte más baja del recorrido los pinsapos conviven con pinos carrascos y encinas.
Los pinsapos se encuentran en la umbría de la montaña; en este caso, en el interior del bosque, sobre un claro, crecen bien los jóvenes abetos, acompañados de Ulex baeticus, Lavandula lanata, y -en el centro de la fotografía- el endemismo Ononis reuteri.
Porte de Ononis reuteri, una leguminosa arbustiva endémica de estas sierras.
Este individuo todavía presenta restos de las últimas flores entre los frutos recién formados.
En esta otra imagen se aprecian otras especies creciendo con los pinsapos: Daphne laureola y el rosal silvestre Rosa sicula, un caducifolio de frutos carnosos que ahora se encuentran bastante maduros.
Detalle de Rosa sicula: infrutescencia, con sépalos erectos y hojas; buena parte de la planta se encuentra cubierta de glándulas.
Descubrimos una zona de lapiaces cercada, suponemos que para evitar el acceso del ganado (muy numeroso) o las cabras monteses a alguna especie vegetal escasa o amenazada. El caso es que, desde fuera, parece que lo que se protege es una pequeña población de Ephedra ¿distachya?
Otro arbusto que aparece acompañando a los espinares de la Sierra de las Nieves, la ramnácea Rhamnus infectoria (espino de tintes), también con las drupas casi maduras.
En la misma zona, algunos pies de la rosácea Prunus prostrata, bastante machacados por la sequía y el sobrepastoreo; son plantas fuertes bien adaptadas al clima mediterráneo que si el otoño viene húmedo levantarán cabeza...
Tras los espinares, accedemos a la zona de sabinar-enebral. Dos especies dominan este hábitat: la sabina rastrera (Juniperus sabina) y el enebro (Juniperus hemisphaerica).
Ramillas y frutos verdes de Juniperus sabina.
Por encima de las sabinas, se adueñan del paisaje los piornales espinosos, como muestra la siguiente fotografía.
Entre ellos, algunas leguminosas, como Astragalus nevadensis (las dos siguientes fotos: porte y ramillas) o Erinacea anthyllis (tercera fotografía):
Aunque en esta época del año, la especie más llamativa es la umbelífera Bupleurum spinosum, que destaca sobre todas las demás por encontrarse en flor durante el verano.
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