viernes, 31 de mayo de 2013

Los maguillos de Cazorla-Segura


Entre la "criptoflora" arbórea ibérica descrita en los últimos años destacan entre todas las especies los maguillos o manzanos silvestres (Malus orospedanus y M. segurensis) de las sierras de Albacete y Jaén: de nuevo nos encontramos ante unas especies que levantan suspicacias y que no todos aceptan como "buenas".

Solamente Jesús Charco se "atrevió" a considerarlas (y sin saltarse los reparos) en el libro Árboles y arbustos autóctonos de Castilla-La Mancha. En esta publicación se barajan las posibilidades de que se traten de meras variaciones del maguillo silvestre típico (también presente en las sierras: Malus sylvestris), o bien que sean especies distintas, provenientes de manzanos silvestres refugiados en el sureste ibérico desde las últimas glaciaciones, que evolucionaron desde entonces dando lugar a los dos taxones nuevos.

Sea como fuere, lo cierto es que en la última visita a las sierras de Cazorla-Segura nos hemos ido deteniendo en todos los maguillos que encontrábamos en el monte y, para qué negarlo, encontrábamos suficientes diferencias entre los individuos vistos como para asignarlas a una u otra de las tres especies consideradas.

Aquí no somos nadie para sentar cátedra, ni el blog pretende nada parecido, pero no puedo resistirme a colgar las fotos, sin otra motivación que compartirlo con los interesados de la blogosfera. Por tanto, a continuación se mantienen los nombres científicos de los tres maguillos, con independencia de cuál sea el veredicto final de los estudiosos, y se presentan las principales características diferenciadoras entre las tres.

Todas las fotografías realizadas entre los 1.100 y los 1.500 metros de altitud, excepto la del manzano cultivado (Malus domestica), que fue realizada en Burunchel (La Iruela, a unos 970 m).


Malus orospedanus



Braquiblastos de M. orospedanus: las hojas son largas, de forma oval-lanceolada, con la base atenuada y acabadas en punta. Las otras dos especies presentan hojas más redondeadas u ovaladas.

Detalle de las hojas descritas, largamente acuminadas. Presenta, asimismo, peciolos largos y yemas pubescentes.

Especie con el haz glabro y el envés pubescente (al menos cuando las hojas son jóvenes). La principal diferencia con los otros dos maguillos, forma de la hoja aparte, reside en el número de estilos de la flor (filamentos oscuros en la fotografía). Mientras que en las otras especies los estilos son cinco, M. orospedanus presenta un mayor número (entre seis y ocho).

Porte de M. orospedanus. Se trata de una especie forestal, de unos 4 m de altura, no espinoso, que en este caso se comporta casi como especie riparia (atrás se aprecia el río).

Malus segurensis


Malus segurensis

Nótese la diferencia en la forma de la hoja con la especie precedente: M. segurensis presenta hojas más pequeñas y de forma redondeada, acabadas en punta.

Detalle de brotes y pubescencia. El envés de las hojas es, asimismo, pubescente, sobre todo en los nervios. El haz es glabro.

La hoja presenta la base cordada, como se muestra en la foto, siendo una característica propia de esta especie. El peciolo es mucho más corto que en las demás especies; éste último también presenta pubescencia.

Malus segurensis en su ambiente, a unos 1.500 metros de altitud, en un bosque de pino laricio.

Como M. orospedanus, se trata de una especie no espinosa (M. sylvestris puede presentar espinas).

Este es el manzano cultivado (Malus domestica): hojas grandes, glabras (verde oscuro) por el haz y tomentosas (color gris) por el envés. ¿No podrían derivar de alguna variedad cultivada -o de un cruce suyo- los nuevos maguillos?

Malus sylvestris


Hojas "clásicas" de los manzanos silvestres: de ovales a elípticas, terminadas en punta y con la base redondeada.

También acababa de perder los pétalos M. sylvestris. Las flores, como se ha mencionado anteriormente, tienen cinco estilos. Las hojas son completamente glabras, tanto por el haz como por el envés.
 


Terminamos con una foto de familia, donde se aprecian algunas de las características diferenciadoras señaladas, al menos las que se refieren al tamaño relativo de las hojas y la forma de las mismas:
1: Malus domestica
2: Malus sylvestris
3: Malus orospedanus
4: Malus segurensis
 

miércoles, 29 de mayo de 2013

El jacinto de Cazorla





Una de las especies de la que siempre se habla (o se cita) al referirse a las especies endémicas de la Sierra de Cazorla, es su jacinto (Hyacinthoides reverchonii o Scilla reverchonii). Por fin lo vimos esta primavera, pues ahora cuando se encuentra en flor es cuando menos desapercibido pasa (pese a que lo más llamativo de esta especie sean sus largas hojas).


Hyacinthoides reverchonii


Se trata de una especie bulbosa, perenne, habitante de roquedos con cierto grado de humedad, de largas hojas rectas no acabadas en punta, que puede ser localmente frecuente. Es un endemismo de estas sierras y la vecina de Alcaraz.

Similar al jacinto de Cazorla es Scilla paui, con un menor número de hojas y de forma serpenteante (ver fotografía); florece por la misma época, aunque habita en pastizales, fuera de los medios rocosos propios de su congénere.



Scilla paui

sábado, 25 de mayo de 2013

Bosques, árboles y arbustos altos de Cazorla

Un recorrido somero por algunos bosques de la Sierra de Cazorla, destacando algunas especies arbóreas y arbustivas de los anteriores. Desde cerca de los 1.000 metros de altitud hasta unos 1.500 metros: las formaciones vegetales mostradas pertenecen, por lo tanto, al piso bioclimático denominado supramediterráneo, donde aparecen las mejores representaciones de especies marcescentes y de hoja caduca.


Bosque mixto de encinas y pinos (resineros y laricios): encinares y pinares conforman los principales bosques del Parque Natural.

Pinos carrascos y sabinas (Juniperus phoenicea), a unos 1.200 m, sobre roquedos calizos.

El Valle del Guadalquivir, donde se junta el bosque de galería con los quejigares, en sus partes inferiores; mezclados con los anteriores, aparecen algunos Pinus halepensis, que se hacen dominantes al alejarnos del cauce.

Vistas del río Guadalquivir, con fresnos, chopos, sauces, etc.; en algunas zonas de la sierra aparecen incluso olmos de montaña (Ulmus glabra) y otras especies más típicas de ambientes eurosiberianos (Viburnum lantana y V. opulus).

Quejigos pegados a la fresneda anterior, con lentiscos, Cytisus reverchonii, majuelos, serbales, etc.

Un majuelo (Crataegus monogyna) en flor, acompañante de los quejigos y los fresnos.

Otro de los acompañantes de los anteriores bosques: un serbal (Sorbus domestica) recomido reiteradamente por los herbívoros.

Un cornetal (de cornicabra: Pistacia terebinthus) dominando la falda de una montaña. Curiosamente la hoja recién sacada por las cornicabras presenta el mismo tono que adquieren en otoño, cuando estos arbustos van a perderla.

Otra curiosidad relacionada con la cornicabra: un lentisco con aspecto de híbrido (¿Pistacia x saportae?).

En los encinares montanos se encuentra ocasionalmente el majuelo Crataegus laciniata, que presenta sus mejores poblaciones del país en Cazorla-Segura.

Detalle de las hojas e inflorescencias de Crataegus laciniata, a punto de abrirse.

Quejigo en una zona de transición entre el encinar y el quejigar-pinar; aquí se encuentran tanto Quercus broteroi como Quercus faginea.

Otro quejigo, en esta ocasión de mayor porte y anchura que el anterior.

Entre quejigos y pinos laricios fotografiamos a este piruétano (Pyrus pyraster o Pyrus communis subsp. pyraster).

Hojas nuevas de Pyrus pyraster.

Otro caducifolio dentro del mismo bosque: el mostajo Sorbus torminalis.

Otro ejemplar de Sorbus torminalis recomido por los fitófagos: únicamente quedaban los anteriores brotes, no alcanzando la planta más que unos cuantos centímetros de altura.

Espinares y encinares próximos a un lapiaz.

El tejo (Taxus baccata) más conocido de Cañada del Trabino, uno de los más famosos de su especie.

La tejeda rodeada de una ridícula valla de madera; eso sí, el acceso a los tejos ya cuenta con su propio panel y se anuncia desde la pista forestal. Qué cosas.

Tejos en el fondo del valle, con arbustos caducifolios como acompañantes y encinas en las laderas.

Uno de los caducifolios acompañantes mencionados antes, la madreselva Lonicera arborea, que como su nombre científico indica, puede adquirir el porte de un arbolillo.

Primeras hojas de Lonicera arborea.

Otros caducifolios que viven en estas zonas son los arces; en este caso, Acer monspessulanum en flor.

Otro arce, también en flor: Acer granatense.

En el acceso a la tejeda, este llamativo pino laricio (Pinus nigra).

Finalizamos con el bosque de ribera de nuevo, esta vez visto desde lo alto. Destaca el verde brillante de las primeras hojas de las especies riparias a comienzos de mes.

miércoles, 22 de mayo de 2013

Leguminosas arbustivas de Cazorla

Presentamos algunos arbustos de la familia de las leguminosas presentes en la Sierra de Cazorla (Jaén). Desde las zonas bajas hasta las altas.

Comenzamos por una hiniesta: Genista cinerea, abundante por debajo del puerto de Tiscar. Se encuentra en las zonas más termófilas, a partir de los 600 m de altitud.
 

Porte de Genista cinerea.

Aunque florece a partir de abril, aquí lo hace a comienzos de mayo (al menos este año).


Genista cinerea

Anthyllis ramburii es una matita de unos 30 cm de gustos rupícolas; crece sobre roquedos calizos y, aunque abunda más a partir de los 1.000 metros de altitud, puede encontrarse desde los 700 m.


Anthyllis ramburii


Glomérulos florales de Anthyllis ramburii.

La escoba Cytisus reverchonii (Cytisus scoparius subsp. reverchonii) también se encuentra en flor. Esta subespecie presenta hojas unifoliadas en la parte superior de los tallos, a diferencia de la subespecie tipo (que las tiene trifoliadas). Crece sobre suelos de naturaleza básica.


Cytisus reverchonii


Cytisus reverchonii en un pinar de Pinus halepensis.


Detalle de la flor y hojas superiores de Cytisus reverchonii.

El coletuy (Coronilla glauca) se encuentra en las zonas bajas, ascendiendo hasta los 1.300 m. Abunda acompañando a diferentes matorrales.


Coronilla glauca

Más rara es Teline patens, un escobón alto que crece acompañando a encinares en ambientes subhúmedos y sobre suelos calizos. También tiene ahora abiertas sus grandes y llamativas flores.


Teline patens creciendo junto a un río.


Teline patens

Ononis aragonensis también crece en las zonas bajas, pero asciende por la montaña pudiendo superar los 2.000 metros. Crece en diversos medios: taludes y escarpes rocosos, como matorral acompañante de encinares y pinares, etc.


Ononis aragonensis creciendo entre el roquedo.


Hojas trifoliadas de Ononis aragonensis.

Genista pseudopilosa, una especie presente en las sierras del Sureste y Norte de África, es un sufrútice (una mata, para entendernos) de poca altura, que siendo más frecuente en zonas de alta montaña, aquí fotografiamos a 1.200 metros. Florece más adelante, a partir de junio.


Porte de Genista pseudopilosa.


Genista pseudopilosa

El "cojín de pastor" (o de monja; hay varias versiones), Erinacea anthyllis, también se encuentra en flor. A diferencia de todas las anteriores especies, sus flores son de color azulado, como se muestra en las fotografías. Presente en las zonas de media y alta montaña.


Matorral con Erinacea anthyllis como especie dominante.


Erinacea anthyllis

Una especie característica de los matorrales almohadillados de la alta montaña bética es Genista longipes (Genista lobelii). Se trata de una especie espinosa que asciende por encima de los 2.000 metros, en sustratos calcáreos.


Flores y espinas de Genista longipes.


Porte de Genista longipes.

Terminamos con Echinospartum boissieri: otro piorno espinoso que comparte hábitat con la especie anterior. En este caso florece a partir del verano (junio en sus localidades inferiores).


Echinospartum boissieri