jueves, 27 de junio de 2019

Serra do Xurés (Orense)

Algunas fotos del Parque Natural Baixa Limia-Serra do Xurés, en el sur de Orense. Se trata de un espacio con altitudes que oscilan entre los 260 m en el curso del río Limia y los 1.500 msnm, en los que el fuego y el pastoreo usados de manera secular han contribuido a la degradación de parte del territorio: pese a ello, es un espacio natural muy interesante, donde confluyen los mundos atlántico y mediterráneo, dando como resultado una vegetación variada compuesta por matorrales, bosques, turberas, vegetación rupícola, así como diversos elementos de flora endémica y/o amenazada.


Las principales rocas que se encuentran son los granitos, muchas veces redondeados a causa del modelado glacial, acompañados por esquistos. Las partes altas del territorio se encuentran ocupadas por matorrales silicícolas (brezales y jarales), mientras que en los valles perviven restos de formaciones forestales, prados y cultivos.


Ombligo de Venus (Umbilicus rupestris).


Una compuesta naturalizada: Helichrysum foetidum.

Echium lusitanicum

Un tomillo rastrero endémico del noroeste: Thumus caespititius.


Detalle de las flores y las hojas. Estas últimas son espatuladas y poseen cilios en el margen inferior.


Seguimos entre brezos y cistáceas. En este caso, Tuberaria (Xolantha) globulariifolia.

Otra cistácea más: Halimium alyssoides.

Una especie mediterránea: el alcornoque o sobreira (Quercus suber).


Rubus henriquesii

Vicia orobus


Ranunculus bupleuroides, un abundante endemismo de estas sierras que ahora encontramos en flor.


Thapsia minima

Hypericum linariifolium






Hojas, tallos con flores y porte general de otra umbelífera: Physospermum cornubiense.


Más ejemplos de la convivencia entre vegetación mediterránea y atlántica: en las vaguadas con arroyos, rodeadas por brezales, se refugian madroños, loros, acebos, tejos o abedules.

La vara de oro (Solidago virgaurea) antes de florecer.

Jasione crispa

Polygala microphylla, que conocíamos de Cabañeros, Los Alcornocales y otras sierras del sur, también sube hasta el norte.

Helianthemum nummularium


Laserpitium eliasii subsp. thalictrifolium (porte y detalle de la hoja).

Antes de alcanzar los 1.000 m de altitud las nubes comienzan a cubrir el cielo: una advertencia de la que se avecina.

Digitalis purpurea

Codeso (Adenocarpus lainzii).

La Ermita de Xurés vista desde lo alto.

Un llamativo saltamontes se dejó inmortalizar.

Vista de las flores de las praderías y caminos a ras de suelo.

Entre ellas destacamos a la hierba cicutaria (Anthriscus sylvestris).


Otro endemismo de la zona: Sedum pruinatum (aspecto general de un grupo de plantas y detalle de las hojas); desgraciadamente no tenían flores (a principios de junio).

Dicho y hecho: al final nos pilló la ciclogénesis en el corazón del Xurés. Cayó tanta agua y durante tanto tiempo que hasta las vacas cachenas dejaron sus pastos en el monte para buscar cobijo en sus establos.



Vaca cachena y vistas parciales de los ásperos montes donde pastorean, formados por pinos, tojos, brezos, zarzamoras, helechos, etc.


Sin lugar a dudas, la cachena es la más bonita y llamativa de todas nuestras razas bovinas autóctonas: el día fue un poco penoso por la lluvia, pero solamente por encontrárnoslas y hacerles algunas fotos, mereció la pena. Se trata de la vaca de menor tamaño que existe, lo que contrasta con el gran tamaño de su cornamenta.

Potamogeton sp. en un estanque.

Rubus vigoi

Sesamoides suffruticosa, una matilla leñosa que puede alcanzar los 40 cm.

Detalle de la inflorescencia de Sesamoides suffruticosa.


Robledales de carballos (Quercus robur).


Galium aparine

Tampoco podían faltar los laureles acompañando a nuestros robles comunes.

Dejamos para el final a un arbustillo tendido, endémico del noroeste ibérico, que cuenta con unas pocas poblaciones en Galicia (una de ellas en el Xurés): Thymelaea broteriana, la pajarera portuguesa. En el enlace al blog de Alberto Gil Chamorro se explica la problemática de la especie.

Vista de las hojas de Thymelaea broteriana: recuerdan, ciertamente, a las de un brezo. En realidad el envés tiende a cubrir casi todo el haz (involutas), dejando visible sólo una parte del mismo, que se encuentra cubierto de pelos (como los tallos). Una interesantísima especie amenazada para cerrar la entrada.