lunes, 30 de diciembre de 2024

Mesto entre encina y alcornoque (Quercus x morisii)

Sobre las arcosas que dominan los alrededores de Madrid capital, a unos 675 m de altitud, el bosque dominante está/estaría compuesto principalmente por encinas (Quercus rotundifolia) como las de la imagen, en el Monte de El Pardo; al fondo, a la izquierda, un alcornoque (Quercus suber), uno de los árboles acompañantes de las encinas que por aquí resulta raro. Del encuentro de ambas especies surge el híbrido o mesto denominado Quercus x morisii, de características morfológicas intermedias. Presentamos primero a los parentales, para luego mostrar al cruce.

Hojas y bellotas de la encina. La cúpula de estas últimas está formada por escamas imbricadas de forma ovada, sin ápices o puntas.

Otro alcornoque, en este caso uno de los árboles monumentales de la Comunidad de Madrid, también en El Pardo. Muchas veces presentan un ramaje péndulo característico, que alcanza casi el suelo.

Hojas y bellotas del alcornoque: las primeras presentan una superficie más o menos alabeadas, con pocos dientes (y pequeños), mientras que las escamas medias y superiores de sus bellotas resultan inconfundibles por ser alargadas y acabadas en punta.

Nos trasladamos ahora a la Sierra de Guadarrama, a 850 msnm, entre Torrelodones y Hoyo de Manzanares, una zona de rocas graníticas.

Las encinas siguen dominando el arbolado, acompañadas por enebros, pinos piñoneros, jazmines, cornicabras, rosales silvestres, etc.

En algunas partes bajas aparecen fresnos y alcornoques de buen porte, como este.

También quedan labiérnagos y madroños (en flor a principios de diciembre).

Aquí fotografiamos al mesto Quercus x morisii.


El tronco es parcialmente suberoso, intermedio entre el bornizo del alcornoque y la corteza escamosa de la encina.


Las hojas presentan la superficie plana, con algunos dientes repartidos y envés cubierto de pelo.

Otra vista del envés de otras hojas donde la dentición resulta muy evidente.

A principios de mes solamente encontramos algunos frutos caídos en el suelo: son muy pequeños (no tienen pinta de resultar viables), con las escamas de la cúpula algo espinosas (otra característica atenuada o intermedia entre ambas especies).


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