sábado, 25 de mayo de 2013

Bosques, árboles y arbustos altos de Cazorla

Un recorrido somero por algunos bosques de la Sierra de Cazorla, destacando algunas especies arbóreas y arbustivas de los anteriores. Desde cerca de los 1.000 metros de altitud hasta unos 1.500 metros: las formaciones vegetales mostradas pertenecen, por lo tanto, al piso bioclimático denominado supramediterráneo, donde aparecen las mejores representaciones de especies marcescentes y de hoja caduca.


Bosque mixto de encinas y pinos (resineros y laricios): encinares y pinares conforman los principales bosques del Parque Natural.

Pinos carrascos y sabinas (Juniperus phoenicea), a unos 1.200 m, sobre roquedos calizos.

El Valle del Guadalquivir, donde se junta el bosque de galería con los quejigares, en sus partes inferiores; mezclados con los anteriores, aparecen algunos Pinus halepensis, que se hacen dominantes al alejarnos del cauce.

Vistas del río Guadalquivir, con fresnos, chopos, sauces, etc.; en algunas zonas de la sierra aparecen incluso olmos de montaña (Ulmus glabra) y otras especies más típicas de ambientes eurosiberianos (Viburnum lantana y V. opulus).

Quejigos pegados a la fresneda anterior, con lentiscos, Cytisus reverchonii, majuelos, serbales, etc.

Un majuelo (Crataegus monogyna) en flor, acompañante de los quejigos y los fresnos.

Otro de los acompañantes de los anteriores bosques: un serbal (Sorbus domestica) recomido reiteradamente por los herbívoros.

Un cornetal (de cornicabra: Pistacia terebinthus) dominando la falda de una montaña. Curiosamente la hoja recién sacada por las cornicabras presenta el mismo tono que adquieren en otoño, cuando estos arbustos van a perderla.

Otra curiosidad relacionada con la cornicabra: un lentisco con aspecto de híbrido (¿Pistacia x saportae?).

En los encinares montanos se encuentra ocasionalmente el majuelo Crataegus laciniata, que presenta sus mejores poblaciones del país en Cazorla-Segura.

Detalle de las hojas e inflorescencias de Crataegus laciniata, a punto de abrirse.

Quejigo en una zona de transición entre el encinar y el quejigar-pinar; aquí se encuentran tanto Quercus broteroi como Quercus faginea.

Otro quejigo, en esta ocasión de mayor porte y anchura que el anterior.

Entre quejigos y pinos laricios fotografiamos a este piruétano (Pyrus pyraster o Pyrus communis subsp. pyraster).

Hojas nuevas de Pyrus pyraster.

Otro caducifolio dentro del mismo bosque: el mostajo Sorbus torminalis.

Otro ejemplar de Sorbus torminalis recomido por los fitófagos: únicamente quedaban los anteriores brotes, no alcanzando la planta más que unos cuantos centímetros de altura.

Espinares y encinares próximos a un lapiaz.

El tejo (Taxus baccata) más conocido de Cañada del Trabino, uno de los más famosos de su especie.

La tejeda rodeada de una ridícula valla de madera; eso sí, el acceso a los tejos ya cuenta con su propio panel y se anuncia desde la pista forestal. Qué cosas.

Tejos en el fondo del valle, con arbustos caducifolios como acompañantes y encinas en las laderas.

Uno de los caducifolios acompañantes mencionados antes, la madreselva Lonicera arborea, que como su nombre científico indica, puede adquirir el porte de un arbolillo.

Primeras hojas de Lonicera arborea.

Otros caducifolios que viven en estas zonas son los arces; en este caso, Acer monspessulanum en flor.

Otro arce, también en flor: Acer granatense.

En el acceso a la tejeda, este llamativo pino laricio (Pinus nigra).

Finalizamos con el bosque de ribera de nuevo, esta vez visto desde lo alto. Destaca el verde brillante de las primeras hojas de las especies riparias a comienzos de mes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario