viernes, 21 de junio de 2019

Saponaria glutinosa, una nueva especie para Madrid

Al final la primavera ha sido un desastre desde el punto de vista pluviométrico, al menos en buena parte del país: no ha llovido casi nada y eso se ha notado en el lamentable estado de nuestros campos y montes. Pese a todo, el pasado domingo (16/06) tuve la fortuna de toparme con una interesante población de una especie que al parecer no se ha citado hasta la fecha en Madrid: Saponaria glutinosa.

Es una especie relativamente alta (algunas plantas pueden alcanzar o superar el medio metro de altura según Flora Iberica, aunque en este caso se trata de ejemplares algo menores), anual o bienal, algo leñosa en la base.

Las flores se reúnen en grupos al final de algunas ramas superiores formando pleocasios. Tienen un cáliz largo (mayor de 2 cm), de forma cilíndrica y cubierto de glándulas (como toda la parte superior de la planta, por otra parte). Tuvimos la suerte de encontrar algunos ejemplares en flor, en los que destaca el color rojizo de sus pétalos frente al tono apagado del resto de la planta, por estar cubierta de pelos.

Vista general de varias plantas de Saponaria glutinosa. Crecen en un talud umbroso de textura arenosa, al lado de un bosquete de pinos de repoblación (Pinus halepensis), entre los municipios de Paracuellos del Jarama y San Fernando de Henares.

Rosetas de hojas basales: son de forma espatulado-lanceoladas, con un largo peciolo.

Las hojas caulinares, a diferencia de las anteriores, son sésiles, ovaladas u ovado-oblongas. Destacan los tres nervios muy marcados que presentan, tal y como se aprecia en esta fotografía.

Por lo que veo en Anthos, En España Saponaria glutinosa habita desde el Valle del Ebro (Navarra) hasta Andalucía (Cádiz), con citas relativamente escasas y dispersas, principalmente por el interior de la Península (en las provincias limítrofes con Madrid aparece en Ávila, Segovia y Cuenca), desde los 500 hasta los 2.050 msnm.

La aparición de especies como esta a pocos kilómetros de la capital pone de manifiesto que todavía nos queda mucho por descubrir, incluso en la naturaleza más cercana; también nos recuerda la urgente y necesaria protección de la que son merecedores algunos enclaves madrileños (muy cerca de aquí se encuentra un paraje de arcillas grises con una flora única en la región) que podrían perderse para siempre: una situación que, desgraciadamente, se ha producido recientemente en la vecina localidad de Coslada y puede seguir repitiéndose.

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