miércoles, 6 de noviembre de 2019

Otoñada en el País Vasco

Aunque el otoño no es la mejor estación para fotografiar especies en flor, sí lo es para disfrutar del paisaje: aprovechando nuestra estancia en el País Vasco durante el pasado puente, vamos a mostrar una selección de fotos de las principales especies de árboles y arbustos nativos, así como de otras alóctonas cultivadas.

Y también de paisajes otoñales, claro: comenzamos con una panorámica de la sierra que rodea Orduña (Vizcaya), aunque enseguida marchamos al Gorbea.


El haya (Fagus sylvatica) forma los bosques más espectaculares del Gorbea (Álava/Vizcaya). Varias cimas de este macizo montañoso superan los 1.200 m de altitud, siendo los sustratos calizos predominantes en el occidente del parque natural.

Algunas hayas, como las de la imagen, mantenían todavía las hojas muy verdes: a ver si a partir de ahora con la bajada de temperaturas y la llegada de las lluvias se acaba de imponer el otoño definitivamente.


Los alisos (Alnus glutinosa) acompañan a las hayas en las orillas del río.

Aliseda y su sotobosque.


Paseando entre melojos.

Hoja marcescente del melojo (Quercus pyrenaica).

Serbal de cazadores (Sorbus aucuparia).

Senecio aquaticus florecido en una zona de suelos encharcados.

En un talud arcilloso destacan las hojas del geófito "uña de caballo" (Tussilago farfara).

Mijo de sol (Lithospermum officinale).

Hojas de una zarzamora interesante: Rubus vestitus.

Aspecto del turión (glanduloso y con muchos pelos simples) de Rubus vestitus.

El azafrán silvestre (Crocus nudiflorus) florece en esta época.

Ganado caballar pastando.

Abedules (Betula pendula).

Temblón (Populus tremula).

A la derecha un acebo (Ilex aquifolium) asoma entre las coníferas.


Frutos maduros del peral atlántico (Pyrus cordata).

Veronica beccabunga, un hidrófito que todavía mantiene algunas flores.

En una jornada lluviosa y con nieblas encontramos varias coníferas plantadas, como los pinos de Monterrey (Pinus radiata).

Alerce del Japón (Larix kaempferi).


Ambiente umbroso entre los cipreses de Lawson (Chamaecyparis lawsoniana).

Pero al seguir ascendiendo, al final reaparece el hayedo.


Algunos majuelos se encuentran completamente cubiertos de muérdago (Viscum album). Detalle del fruto.

Caltha palustris en flor en medio de un suelo turboso.


Fresnos (Fraxinus excelsior) (abajo, aspecto del ramaje y hojas) con abetos de Douglas (Pseudotsuga menziesii).

Tronco de un buen ejemplar de tejo (Taxus baccata).

Roble americano (Quercus rubra).

Prunella vulgaris despistada en flor.

Falso plátano (Acer pseudoplatanus).


Ejemplares de robles pedunculados (Quercus robur) acompañan a las hayas en las zonas bajas.

Hojas todavía verdes de Quercus robur.

Setos con hayas, robles, quejigos y varias especies de arbustos caducifolios.

Bonetero (Euonymus europaeus).

Otra fagácea marcescente, el quejigo (Quercus faginea).

Arce menor (Acer campestre).

Sorbus torminalis

Floración de la hiedra (Hedera helix).

Casi al anochecer alcanzamos el hayedo de Otzarreta, donde estas hayas trasmochadas presentan estas curiosas formas.

La jornada siguiente (más despejada) aprovechamos para visitar Salburua, un humedal periurbano próximo a Vitoria-Gasteiz.

La polla de agua se deja ver muy fácilmente.

Ciervo y parte de su harén.

Magníficas saucedas de Salix alba acompañadas de diversos arbustos riparios.

Endrino (Prunus spinosa) con frutos.

Aspecto de las hojas del cornejo (Cornus sanguinea) antes de desprenderse.

Al cerecillo (Lonicera xylosteum) no le queda ningún fruto.

Sí, en cambio, al mundillo (Viburnum opulus).

Olmo blanco (Ulmus laevis).

Aspecto otoñal de Cruciata laevipes, una rubiácea que crece en suelos húmedos y algo nitrificados.

Frutos del rosal silvestre.

Una zarza cundidora, Rubus caesius.

Espino cerval (Rhamnus catharticus).

La Llanada Alavesa conserva algunas de las mejores poblaciones del país de majuelo navarro (Crataegus laevigata).

Hojas y uno de los últimos frutos (ya saben: con dos o tres huesecillos) de Crataegus laevigata.

No obstante, la especie más abundante de majuelo sigue siendo Crataegus monogyna (frutos con un solo hueso).

Con tanto seto y arbusto con frutos, aquí el petirrojo vive feliz.

Saucedas y restos de robledales junto a praderías.

Rosa arvensis

Uno de los sauces que nos llamó la atención: Salix purpurea.

Arraclán (Frangula alnus).

Clematis vitalba

Algunos aligustres (Ligustrum vulgare) mantienen todavía cantidades importantes de frutos.

Aspecto otoñal de la salicaria (Lythrum salicaria) en una zona anegada.

Entre la zarzas destaca este ejemplar de acónito (Aconitum napellus).

Es el momento de presentar a un árbol caducifolio común en Centroeuropa que en España crece espontáneo exclusivamente en algunas pequeñas poblaciones de Guipúzcoa (Alegia) y Navarra (Yanci y Aranaz): se trata del carpe (Carpinus betulus), un pariente de alisos, avellanos y abedules (familia betuláceas).

La característica más llamativa del carpe es la organización de sus frutos en espigas colgantes: se trata de unos aquenios comprimidos cada uno de los cuales va envuelto por un involucro formado por tres lóbulos, siendo el central el de mayor tamaño, como muestra la fotografía.

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