Rhododendron baeticum: porte.
Un ejemplar creciendo en medio de la aliseda.
Se trata de unos medios muy particulares, donde las condiciones de alta humedad (y temperaturas suaves) se mantienen constantes a lo largo del año gracias a las precipitaciones y a los vientos que, desde la costa, aportan humedad a la zona en forma de nieblas, permitiendo el desarrollo de una vegetación muy característica.
Además del ojaranzo, destaca la presencia de especies de hoja caduca como el aliso (Alnus glutinosa) o el avellanillo (Frangula alnus subsp. baetica), especies de hoja perenne y lauroide como Phillyrea latifolia o Viburnum tinus, ruscos (Ruscus hypophyllum y R. aculeatus), o varias especies de helechos (Psilotum nudum, Christella dentata, Culcita macrocarpa, etc.).
Aspecto invernal de aliseda con ojaranzos, avellanillos, brezos, etc.
Los ojaranzos tienen hojas largas, alternas, lanceoladas y perennes, también de aspecto lauroide; en primavera presentan su floración más conocida, en la que grandes flores (de 4-6 centímetro de diámetro), bien pediceladas, aparecen reunidas al final de las ramas. Los frutos son secos, de tipo cápsula.
Hojas y frutos en cápsula.
Comienzo de la floración invernal cerca de Los Barrios (Cádiz).
Floración completa de Rhododendron baeticum.
Bosque de quejigos morunos (Quercus canariensis).
Las condiciones de humedad y umbría descritas para estos medios, pueden extenderse fuera del ámbito del bosque de galería, en determinadas condiciones topográficas, como sucede en algunos barrancos o vaguadas de la comarca; en estos casos, sobre suelos frescos y bien drenados, procedentes en este caso de la descomposición de las areniscas circundantes, crece otra especie señera de la zona: el quejigo moruno (Quercus canariensis), un roble de hoja marcescente más exigente en humedad que el propio alcornoque, que se identifica con facilidad por presentar hojas grandes (entre 5 y 20 cm), de borde crenado o subdentado y muchos nervios (de 6 hasta casi 20): esto junto con el tipo de borde, le confieren aspecto muy característico, recordando a la hoja del castaño.
En el envés de las hojas aparece un tomento también exclusivo de la especie, constituido por pelos fasciculados y estipitados, al principio de tonos ferruginosos, que se acaba desprendiendo en forma de copos.
Q. canariensis, donde se aprecia el denso tomento que crece sobre el envés de las hojas.
Hoja marcescente de Quercus canariensis.
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