Notas tomadas a lo largo del año sobre el fresno de hoja estrecha (Fraxinus angustifolia) en Madrid y alrededores.
Se trata de una especie arbórea con hojas opuestas y compuestas, formadas por un número impar de folíolos más o menos estrechos, de borde aserrado, con unas yemas hibernantes pequeñas de color parduzco, lo que ayuda a separarlo del fresno del norte (Fraxinus excelsior, de folíolos más anchos y yemas grandes y negruzcas), este segundo muy raro en el Sistema Central.
Enero
Uno de los paisajes más característicos de la sierra madrileña, por debajo de los 1.200 metros de altitud, lo constituyen las fresnedas adehesadas que crecen sobre suelos con humedad permanente, como estas de Pinilla del Valle.
El descabezado o desmochado es muy frecuente, sometiéndose a los árboles a podas periódicas con el fin de aprovechar el ramón como fuente de alimentación para el ganado u obtener leña, lo que les confiere ese aspecto característico.
El aprovechamiento ganadero de la zona permite la existencia de fresnos dispersos entre la superficie destinada a producción de hierba, por las funciones estabilizadoras de los árboles sobre el ecosistema (bombeo de nutrientes desde los horizontes inferiores, mantenimiento de condiciones de humedad y temperatura, etc.), como se aprecia en la siguiente fotografía, realizada en el Valle del Paular.
Febrero
La vocación de los fresnos como especies indicadoras de unas condiciones de transición entre el dominio de la hoja perenne y el de la hoja caduca (o, dicho de otra forma, entre los ámbitos mediterráneo y unas condiciones de mayor humedad ambiental), quedan reflejadas en los paisajes de El Escorial, donde acompañan a otra especie-ecotono: el roble melojo (Quercus pyrenaica: los melojos son robles de hoja marcescente, una categoría intermedia entre las dos anteriores).
Durante febrero comienza la floración de los fresnos, que acontece antes de la salida de las hojas. Las flores, aclamídeas (es decir, sin pétalos ni sépalos), forman ramilletes y se componen de dos (o tres) estambres y un pistilo.
En las dos siguientes fotografías, apertura de las yemas hibernantes y comienzo de la floración en un ejemplar de La Cabrera, y flores ya abiertas en otro de Moncalvillo (San Agustín del Guadalix).
Marzo
Durante marzo siguen floreciendo los fresnos, como los que se encuentran en la dehesa de Boadilla.
Las hojas siguen sin aparecer, y en los arroyos y cunetas cargados de agua por las lluvias del invierno, en marzo se pueden escuchar ya a los sapos corredores, como sucede en esta fresneda de Hoyo de Manzanares.
En la rampa que desciende desde las montañas graníticas de la Cuenca Alta del Manzanares, los fresnos acompañan a encinas y enebros en las dehesas que pastorea el ganado vacuno, si bien se sitúan siempre en las zonas de vaguada o cerca de cauces o acuíferos donde exista una humedad constante.
En La Cabilda (Hoyo de Manzanares), los fresnos acompañan a alcornoques y encinas, presentando ejemplares tan destacados como el de la fotografía, en el que las primeras hojas empiezan a despuntar.
Abril
Durante abril los fresnos cuentan ya con las hojas completamente formadas.
Aunque hasta ahora han aparecido en formaciones adehesadas en la sierra y su rampa, los fresnos son una de las especies características que forman parte de los bosques de galería en la España seca. En la foto, acompañando a sauces, tarays, chopos y tamujos cerca del río Tajo (Toledo).
En la siguiente foto, varios ejemplares en el río Guadyerbas, mientras que atrás se aprecia la floración de los endrinos (Prunus spinosa). Pese a formar parte de los bosques galería, en realidad otras especies como alisos y sauces suelen situarse en la primera banda (la más próxima al agua) de vegetación que acompaña a los ríos, quedándose en una segunda los chopos y, en una tercera, -más alejados del agua, por tanto- los propios fresnos (acompañados en ocasiones por los olmos).
Mayo
De vuelta a Madrid, en plena primavera los fresnos acompañan ahora a otras especies cuya floración sucede por estas fechas; como ejemplo, un arce (Acer monspessulanum, en la segunda foto) florece en medio de una fresneda próxima al embalse de Santillana (Manzanares El Real). Al fondo de este embalse, a la izquierda (en la primera fotografía), el cerro de San Pedro.
JunioEn Valdemanco se encuentran ahora las primeras ranitas de San Antonio (Hyla arborea) ya metamorfoseadas del año, como esta que aparece sobre las hojas de un fresno joven.
Las fresnedas, que hasta ahora han mantenido sus pastos verdes, como en los dos siguientes ejemplos (La Cabrera y Valdemorillo), se preparan para la época de estiaje.
Julio
Durante julio, en las charcas que quedan en la Cuenca Alta del Manzanares próximas a las fresnedas, se encuentran escondidos algunos jóvenes anfibios, como el gallipato (Pleurodeles waltl) de la fotografía, aunque no son los únicos que viven sobre estos restos de humedales sobre arcosas: sapos parteros ibéricos, tritones pigmeos o sapos de espuelas comparten hábitat con ellos.
Por su parte, en las orillas de los mismos medios, florece ahora la menta poleo (Mentha pulegium).
Agosto
Persiste la sequía ambiental, aunque otras mentas se mantiene en flor, como el poleo cervuno (Mentha cervina), que crece en el embalse de Santillana, próxima a los fresnos que medran en la zona.
En muchas zonas, los pastos herbáceos que acompañan a las fresnedas se encuentran ahora agostados, como en esta finca con ganado caballar de Rascafría.
Septiembre
A finales de mes, los frutos del fresno, unos aquenios alados (sámaras), de forma alargada y aplastada, acabados en punta, ya están maduros. El ala que acompaña a la semilla ayudará a su dispersión por el viento, si bien muchos de ellos permanecerán en las ramas hasta bien entrada la temporada siguiente (en ocasiones se observan los frutos en ejemplares en flor).
Octubre
Con la llegada del otoño, se acortan los días, se suavizan las temperaturas y vuelven las lluvias, lo que supone un resurgir en las formaciones vegetales mediterráneas; los pastos de las fresnedas nuevamente reverdecen y son aprovechados de nuevo por bovinos y equinos. Durante octubre comienza, además, el cambio de color de las hojas, que en primera instancia adquieren un tono amarillo vivo que destaca entre el verde oscuro de los pinares de El Escorial (donde están hechas las dos siguientes fotografías).
Entre Hoyo de Manzanares y Torrelodones, también amarillenado ya, los fresnos forman interesantes setos acompañados por Rubus ulmifolius, espinos cervales (Rhamnus catharticus), madreselvas (Lonicera etrusca y alguna L. periclymenum), endrinos (Prunus spinosa) y algún quejigo.
En Zarzalejo, aprovechando un pequeño cauce, un joven fresno acompaña a un chopo y su orla arbustiva (rosales silvestres y zarzamoras) en el dominio de un pinar de pinos resineros (Pinus pinaster).
Noviembre
Las hojas adquieren tonos ocres y anaranjados antes de su caída definitiva en las fresnedas localizadas entre Colmenar Viejo y Hoyo de Manzanares.
Diciembre
Los fresnos, ya sin hojas, despiden el año en Rascafría, donde forman parte de los setos que delimitan fincas y caminos rurales, entre otras especies.
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