Quercus lusitanica (a la derecha) con la leguminosa Stauracanthus boivinii, que está ahora en flor (y prácticamente todo el año). |
Detalle de las dos especies anteriores. |
La cistácea Tuberaria lignosa, superviviente de los veranos en las herrizas. |
Otra cistácea, Halimium lasianthum, con los frutos en cápsula abiertos. |
Un interesante endemismo que crece a ambos lados del Estrecho: Genista tridens. |
Próximos a la cumbre aparecen grupos de melojos (Quercus pyrenaica), pequeños y retorcidos. |
De nuevo Tuberaria lignosa y Cistus populifolius. |
Bloques de arenisca con una buena población de la especie amenazada Teline tribracteolata. |
Teline tribracteolata, ramas y hojas, con brecina (Calluna vulgaris) en flor. |
Otro arbusto de la familia de las leguminosas, la carquesa o engordatoro (Pterospartum tridentatum), de tallos alados y sin hojas. |
Vista de Los Alcornocales desde la ruta que asciende a su cima. |
Un arbustillo de la familia de las umbelíferas, Bupleurum foliosum (a mi parecer mucho más escaso de lo la bibliografía da a entender). |
Frutos de Bupleurum foliosum. |
En los arroyos que nos cruzamos al descender no pueden faltar los rododendros; aquí, una vista de sus frutos (con un folíolo de zarzamora por medio). |
Al descender, abandonamos a los matorrales de quejigueta y nos adentramos en los bosques de alcornoque, como no podía ser de otra manera. |
Finalizamos con una visión genuinamente veraniega de este ejemplar de Genista tridens. Que el calor nos sea leve y que las quejiguetas prosperen en mi jardín. |