jueves, 29 de junio de 2017

Las nuevas quejiguetas (Quercus lusitanica)


El pasado mes de mayo brotaron en casa un par de bellotas de quejigueta (Quercus lusitanica) de la media docena que había sembrado a mediados de septiembre: me había olvidado completamente de ellas (las daba por vanas y perdidas), así que ha sido una sorpresa contar con esta nueva especie en el jardín.

La quejigueta o robledilla es nuestro Quercus de menor tamaño: forma un matorral bajo, rastrero y cundidor que en determinadas exposiciones cubre grandes extensiones: es el caso del pico Aljibe, la cima de Los Alcornocales (por encima de los 1.000 m de altitud), donde están hechas las presentes fotografías, a comienzos de septiembre.

Una mancha de quejigueta entre brezos. Las cumbres rocosas de Los Alcornocales, denominadas localmente herrizas, mantienen unas interesantísimas comunidades de brezos y otros arbustos adaptados al paso periódico del fuego, únicas en Europa (solamente presentes, además, al otro lado del Estrecho).

Aquí tenemos algunos ejemplares con los frutos prácticamente maduros. Vamos a repasar algunas de las especies presentes en las herrizas gaditanas, acompañantes de las quejiguetas. Estamos en pleno verano y no es la época más fotogénica del monte, ya sabemos, pero sigue mereciendo la pena un paseo y un repaso a estas plantas.

Quercus lusitanica (a la derecha) con la leguminosa Stauracanthus boivinii, que está ahora en flor (y prácticamente todo el año).
Detalle de las dos especies anteriores.
 
La cistácea Tuberaria lignosa, superviviente de los veranos en las herrizas.
Otra cistácea, Halimium lasianthum, con los frutos en cápsula abiertos.

Un interesante endemismo que crece a ambos lados del Estrecho: Genista tridens.

Próximos a la cumbre aparecen grupos de melojos (Quercus pyrenaica), pequeños y retorcidos.

De nuevo Tuberaria lignosa y Cistus populifolius.

Bloques de arenisca con una buena población de la especie amenazada Teline tribracteolata.

Teline tribracteolata, ramas y hojas, con brecina (Calluna vulgaris) en flor.
 
Otro arbusto de la familia de las leguminosas, la carquesa o engordatoro (Pterospartum tridentatum), de tallos alados y sin hojas.

Vista de Los Alcornocales desde la ruta que asciende a su cima.

Durante todo el trayecto nos acompañan las mariposas monarca, abundantísimas incluso cerca de la cumbre. Aquí un ejemplar libando de un torvisco (Daphne gnidium), una de las pocas especies en flor junto a Urginea maritima y algunos cardos.

Un arbustillo de la familia de las umbelíferas, Bupleurum foliosum (a mi parecer mucho más escaso de lo la bibliografía da a entender).

Frutos de Bupleurum foliosum.

En los arroyos que nos cruzamos al descender no pueden faltar los rododendros; aquí, una vista de sus frutos (con un folíolo de zarzamora por medio).

Al descender, abandonamos a los matorrales de quejigueta y nos adentramos en los bosques de alcornoque, como no podía ser de otra manera.

Finalizamos con una visión genuinamente veraniega de este ejemplar de Genista tridens. Que el calor nos sea leve y que las quejiguetas prosperen en mi jardín.

sábado, 24 de junio de 2017

Una aulaga menorquina (Calicotome infesta)


Aunque presente en buena parte de la fachada norte del Mediterráneo, la aulaga Calicotome infesta es un arbusto alto (puede alcanzar los dos metros de altura) que en España solamente puede encontrarse en algunos puntos del litoral peninsular y en Menorca: aprovechamos para fotografiar a esta especie en junio, cuando ha perdido buena parte de sus hojas pero tiene los frutos bien formados. Éstos son largos, comprimidos, seríceos (con pelos cortos y aplicados) y con dos alas bien desarrolladas en la parte superior.

Otra vista del fruto, en la que se aprecia el carácter seríceo de la especie, tanto en los tallos y ramas como en el fruto. Para algunos autores podría tratarse de un arbusto de carácter híbrido entre otras dos especies de aulagas o erguenes presentes en la isla: Calicotome spinosa (de ramas y frutos glabros) y C. villosa (de ramas densamente seríceas y frutos vilosos, cubiertos por largos pelos patentes).

Vista de una población de Calicotome infesta en Menorca en el borde de un pinar de pino carrasco. Son esos arbustos sin hojas que cubren buena parte de la ladera (los que parece que están secos, vamos). Acompañan a las aulagas Erica multiflora, Ampelodesmos mauritanica, labiérnagos (Phillyrea latifolia), efedras, acebuches, lentiscos, etc.

martes, 20 de junio de 2017

Flora amenazada: Femeniasia balearica


Algunas fotografías de la especie Femeniasia balearica, el socarrell bord, una asterácea  endémica de Menorca de la que solamente se conocen tres poblaciones en la costa norte de la isla.

Se trata de un arbusto pulvinular espinoso que alcanza el metro y medio de altura; aquí vemos unos cuantos ejemplares arremolinados entre lentiscos.

Aunque la especie florece entre mayo y julio, en junio apenas quedan restos de flores... y aparentemente ni planta, pues durante la estación seca presentan este aspecto tan desolado. Increíblemente -y pese a toda evidencia-, la planta sigue viva, esperando tiempos mejores.

Probablemente el detalle morfológico más característico de Femeniasia balearica (antes Centaurea balerica), sean las gruesas ramas cubiertas de espinas que se agrupan en grupos de tres. Las espinas miden aproximadamente un centímetro y cubren la planta entera.

Detalle de la población y el hábitat de la especie. La suma de las superficies que ocupan las poblaciones conocidas no llega a los dos kilómetros cuadrados.

La especie vive cerca del mar, aunque sin exponerse directamente a la influencia del salitre marino, sobre suelos muy secos. En la imagen, costa de Menorca una vez dejada atrás la población de Femeniasia balearica.

Detalle de las espinas y las ramas de otro ejemplar (no tan secas como en los ejemplares anteriores), así como de las brácteas involucrales del capítulo, que terminan en una punta afilada.

Terminamos con una foto de la inflorescencia amarilla de Femeniasia balerica: hemos llegado por los pelos y ya está un poco pasada pero nos sirve de testigo. Algo es algo. Esperemos que la especie se conserve sin problemas y podamos fotografiarla en plena floración dentro de dieciséis años (plazo en el que tengo apalabrado el siguiente viaje a Menorca. Tempus fugit).

domingo, 18 de junio de 2017

Flora endémica: Digitalis minor



Esta bonita digital es un endemismo balear (Mallorca, Menorca y Cabrera): la fotografiamos en los roquedos y acantilados calizos del norte de Menorca. En junio llegamos a ver sus últimas flores y sus frutos en cápsula ya formados, como en el ejemplar superior. Especie perenne con cepa algo leñosa y una roseta de hojas basales, sus inflorescencias están compuestas por unas grandes flores de color rosa.

Últimas flores de Digitalis minor. Como se puede apreciar, el tubo de la corola se atenúa hacia la base. El labio superior es algo bilobulado, mientras que el inferior presenta dos lóbulos laterales en forma de aurículas muy llamativos.

Hábitat de la especie. Costa de rocas calizas en Menorca.

Una especie acompañante de las digitales, escondida en el hueco de un lapiaz: Vincetoxicum hirundinaria, con frutos. 

Más llamativa es esta arácea también endémica: Helicodiceros muscivorus, cuya parte aérea se encuentra prácticamente seca y sus frutos carnosos ya maduros. También se esconde del calor creciendo en las grietas profundas del roquedo.

Digitalis minor se encuentra desde el nivel del mar hasta la cima de la isla (El Toro, a poco más de 350 m de altitud), desde donde está hecha esta fotografía del paisaje en mosaico que presenta buena parte del territorio menorquín: bosques, matorrales, cultivos, roquedos, arenales y costas conviven en armonía a pocos metros unos de otros.
 

jueves, 15 de junio de 2017

La estepa menorquina (Cistus creticus)


A finales de junio encontramos las últimas flores de la estepa menorquina (o "jara de Creta", si traducimos literalmente: Cistus creticus), una especie que, aunque ocupa buena parte de la Europa mediterránea y Oriental y norte de África, en España sólo puede encontrarse en Menorca y las hoces del Júcar (Albacete-Valencia); en esta ocasión fotografiamos algunos ejemplares baleares.

Se trata de un arbusto ramoso de crecimiento algo tendido y porte más redondeado que otras especies parecidas. Sus flores son de color rosa intenso, con la base amarilla. Las hojas son características de la especie: son todas pecioladas y con una nerviación bien extendida y patente por el haz, lo que permite diferenciarla de C. albidus.

Como se ha señalado, en las poblaciones menorquinas apenas quedan ya flores: lo normal es encontrar individuos con los frutos en cápsula ya formados, como los de la imagen. La especie tiene cinco sépalos que terminan en un extremo afilado.

La especie se puede encontrar en las proximidades (o directamente en el interior) de encinares litorales o alsinares (Quercus ilex subsp. ilex), como los de la imagen.

Hojas de Quercus ilex subsp. ilex, más lauroides que las de sus hermanas las encinas de interior.

Otro medio propio de Cistus creticus son los bosques mixtos de encinas litorales, pinos carrascos y matorrales termófilos (lentiscos, sabinas moras, Erica multiflora, Thymelaea hirsuta, etc.), en el norte de Menorca, sobre suelos arenosos.

Una de las especies que acompaña a los matorrales de estepa menorquina y que destaca por florecer al comienzo del verano es la ranunculácea Clematis flammula.

Paisaje agrario de Menorca, con bosques mixtos, acebuches, muretes de piedra y vacuno de raza menorquina aprovechando a diente los pastos de la zona.

Y otra curiosidad ganadera junto a las anteriores especies: ganado porcino criado en Menorca en régimen extensivo, con mamá cerda sesteando en el calor de la tarde.

lunes, 12 de junio de 2017

Final de la primavera


Parece que esto del calor ya va en serio, así que vamos a despedirnos de la primavera con una entrada más fresca (de principios de mayo), en la que recorrimos el tramo del río Manzanares que va desde el puente medieval próximo a Cerceda, hasta Colmenar Viejo. Salimos tarde (y llegamos de noche), pero aun así la jornada dio para unas cuantas fotos de paisajes y un buen puñado de plantas. Como siempre, gracias por el paseo y la identificación de los ranúnculos y otras especies a Miguel DC.
 
Vista del puente próximo a la carretera que va de Colmenar a Hoyo: dejamos aquí un coche y vamos con el otro hacia Cerceda, para comenzar la ruta.

Una oruga en una planta de Artemisia campestris subsp. glutinosa.

Ya en ruta, el río se encajona entre paredones graníticos: por el centro, el bosque galería con saucedas y fresnedas, principalmente; por su exterior, encinares y enebrales. En otoño destacan los caducifolios dispersos por estas últimas formaciones (arces y cornicabras).

Fresnos y prados en uno de los arroyos que se atraviesan.

Herbazales de la fresneda.

Entre las hierbas presentes, Aristolochia paucinervis y Fallopia convolvulus, esta última en el centro.

Fresnos y Salix salviifolia

Una especie de lugares encharcados y riberas: Barbarea intermedia.

Un sauce más raro que el anterior: Salix triandra.

Ranunculus repens

Vista del río.

Inicio de la floración del nabo del diablo, Oenanthe crocata.

Geranium colombinum

Salimos el río y volvemos al camino. Ruta montana con las primeras flores.

Ranunculus ollissiponensis

Los cantuesos en flor.

Hojas basales y olorosas de Margotia gummifera.

Su última primavera.

Vistas desde el camino de un enorme álamo blanco (Populus alba), en el centro de la fotografía.

Enebros (Juniperus oxycedrus).

Un peral (Pyrus communis) asilvestrado que parece que este año va a dar cosecha.


Una curiosidad: un cantueso (Lavandula pedunculata) de flores blancas.

Otra vista genérica poco antes de anochecer: en la otra orilla parece que hay un ¿álamo cano...? Habrá que volver más adelante. Finalizamos con algunas de las especies que crecen en el camino.

Plantago afra

Stachys arvensis

Onobrychis humilis