miércoles, 7 de noviembre de 2018

Vegetación esteparia de los humedales manchegos

A mediados de octubre recorrimos varios humedales de La Mancha, entre Toledo y Ciudad Real, en los términos municipales de Alcázar de San Juan, Villafranca de los Caballeros, Quero, Villacañas y Lillo, para disfrutar de algunos de sus paisajes y fotografiar algunas de las especies que crecen en estos saladares.

A estas alturas del año (apenas había llovido en esas fechas), en efecto, el aspecto recuerda más a un saladar que a un humedal propiamente dicho (la mayoría se encontraban secos o prácticamente secos). Como me dijo Alfredo en un mensaje (reconozcamos su dosis de coña) "A ver si la próxima vez vamos a humedales húmedos".

Sobre los suelos algo húmedos de algunas lagunas encontramos al polluelo o hierba salada Salicornia ramosissima (para otros autores S. europaea) de la imagen, una planta anual carnosa característica de estos medios.

Nos encontramos en una zona continental de clima semiárido en la que el agua aparece (por fenómenos endorréicos o de surgencia) unos meses... y está ausente durante buena parte del año. Para acabar de terminar de facilitar las cosas a los habitantes vegetales, estas masas de agua temporales suelen tener una elevada salinidad. Todas estas circunstancias determinan un medio extremo en el que se han desarrollado diferentes unidades de vegetación de tipo estepario con unas especies notables, algunas de las cuales mostramos a continuación.

Las salicornias anteriores son sustituidas por otras especies de hoja carnosa, como la Suaeda spicata (sosa azuleja) de la imagen, en suelos menos salinos y más nitrificados. 

Otra especie acompañante de la anterior: la babosa o sargadilla (Suaeda splendens).

Otra población de Salicornia ramosissima, con algunos ejemplares verdes, otros totalmente secos y otros con el tono rojizo que adquieren en otoño. Esta especie formaría la primera avanzadilla de plantas que rodea al humedal, creciendo sobre terrenos fangosos todavía húmedos.

Un grupo de flamencos en las lagunas de Villacañas.

Cerca de la playa de la laguna anterior encontramos al salicor fino o sosa común (Salsola soda).

Salsola soda: detalle de ramas y hojas...

... y restos de frutos.


El almajo saldo (Sarcocornia perennis), a diferencia de las salicornias, es un arbusto postrado que posee tallos enraizantes. Crece en suelos que permanecen inundados durante parte del año.

Sarcocornia perennis en flor.

Cerca de un tarayal encontramos a Lavatera triloba.

Frutos de Lavatera triloba.

Sonchus crassifolius crece próximo a juncales salinos y otras formaciones vegetales.

Detalle de la inflorescencia. de S. crassifolius, la cerraja salinera.

A la izquierda, Suaeda splendens (algo más alta y de tonos claros o rosáceos), que crece en la orilla de la laguna junto a Salicornia ramosissima.

Varios ejemplares de almajo dulce (Suaeda vera), un arbusto muy frecuente.

Hojas de Suaeda vera.

Una curiosa puesta entre las ramas y hojas rojizas de este almajo dulce.

Una espesa costra salina cubre la laguna de Tirez, completamente seca.


En las dos fotos anteriores, una vista de las inflorescencias y la disposición de las hojas de la grama de pie de gato (Aeluropus littoralis), una gramínea que coloniza los suelos encharcados temporalmente.

Laguna de Los Carros, en el término de Alcázar de San Juan.

 Entre los matorrales halo-nitrófilos que crecen en los alrededores de los humedales destaca el sisallar (recibe este nombre porque la especie que predomina es el sisallo, Salsola vermiculata). Ocupa terrenos nitrificados y ricos en bases, aunque no salinos, y se encuentra alejado del agua.

Frutos de Salsola vermiculata.

La mirabel silvestre (Bassia scoparia) es otra especie nitrófila que encontramos cerca de los caminos, barbechos y otras zonas visitadas por el hombre o el ganado.
 
No podía faltar en esta sección Salsola kali.
 

La estepa interior ibérica guarda evidentes similitudes paisajísticas (y florísticas) con las correspondientes formaciones asiáticas de mayor fama y renombre.

Albardines supervivientes entre campos de labor.

Parte de la infrutescencia ya seca de la umbelífera Cachrys sicula, que hallamos en los albardinales más deteriorados.

Una bonita araña terciopelo (Eresus kollari) andaba despistada por aquí.

Albardinar (Lygeum spartum) con limonios. El albardín crece en las proximidades de saladares y humedales, pero fuera de la influencia directa del agua.

Más matas de albardín con Limonium carpetanicum.

Ejemplar de L. carpetanicum en flor.

Buena parte de los albardinales han sido roturados y sus suelos destinados a la agricultura.

Uno de los cultivos más extendidos por la zona: el pistachero (Pistacia vera).

Matorrales halófilos en primer plano y, detrás, próximas al agua, formaciones de especies anuales de hoja carnosa, de tono rosado.


Detalle de los capítulos secos de Senecio auricula (en esta fotografía y la anterior), un interesante endemismo de la flora española que sobrevive en algunos albardinales del centro y sur del país.

Observatorio en la laguna de Peña Hueca.

Vista de los saladares multicromáticos de la anterior laguna.

En los alrededores de algunos humedales vemos a la orgaza (Atriplex halimus), un arbusto que acompaña a los sisallos.

Tarays dispersos cerca de las lagunas de Lillo.

Excelente mancha de albardinar-limoniar, donde destaca la presencia de Limonium dichotomum.

Ejemplo de albardinar bien conservado que se encuentra alejado y a mayor cota que la lámina de agua.

Restos de inflorescencias de la crucífera Lepidium cardamines, otro de los habitantes raros y escasos del albardinal que también puede encontrarse en algunos terrenos yesosos del centro del país.

Otra imagen del terreno donde crecen los limonios, en este caso acompañados por las cerrajas salineras, Sonchus crassifolius.

En los huecos de algunos albardinales en buen estado de conservación encontramos al coralillo (Microcnemum coralloides), un terófito que a estas alturas del año ya está seco.

Microcnemum coralloides es una pequeña planta crasa con un pariente próximo (una subespecie distinta, vamos) en las estepas asiáticas. Aquí vemos el aspecto general de una de estas matitas.

Detalle de los artejos con forma de embudo característicos de la especie y de las semillas (de color negro) que se adivinan en los huecos donde se encontraban las flores.

Otra especie que acompaña a los albardines: la jabonera (Gypsophila tomentosa), que en este caso fotografiamos con casi todas las inflorescencias pasadas.

Cinturones de vegetación en las lagunas de Lillo: vegetación emergente formada por carrizos; praderas juncales; plantas crasas anuales y restos de albardinal. Todo reunido en pocos metros.

Restos de un carrizal (Phragmites australis) al atardecer. El carrizo se presenta en zonas con aguas permanentes y aguanta cierto grado de salinidad.

Uno de los juncos típicos de las denominadas praderas juncales: Juncus maritimus.

Cerca de los juncos se encuentra Chenopodium chenopodioides.

Spergularia media en flor.

La castañuela (Scirpus maritimus) también habita las orillas de algunos humedales salinos que permanecen buena parte del año inundados, en este caso en Villafranca.

Asociados con algunos matorrales de los saladares viven diversos ortópteros endémicos, cuyo representante más famoso es el llamado "grillo cascabel de plata" -que no vimos-, así que en su honor finalizamos con esta langosta mediterránea o egipcia (Anacridium aegyptium), una especie mucho más común y extendida que fotografié en una zona granítica cercana.


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