lunes, 6 de noviembre de 2023

Las aristoloquias ibéricas

Aunque en los trópicos las plantas del género Aristolochia forman un amplio grupo de lianas con grandes flores (aquí un ejemplo), a la cuenca del Mediterráneo llegan unas cuantas especies de hábito y talla más modestos. En España viven siete especies, mayoritariamente herbáceas perennes y rizomatosas, que mostramos a continuación.

La primera, Aristolochia baetica, es un arbusto trepador que forma parte de los setos y  matorrales termófilos del sur y Levante. Aquí vemos a un ejemplar creciendo entre unas matas de Lavandula dentata.

Es la única especie trepadora y de base más o menos leñosa de nuestro país.

Florece a partir de diciembre (el periodo de floración puede extenderse varios meses), sacando estas flores tan reconocibles. Recibe el nombre vulgar de candiles precisamente por el aspecto de las mismas.

Frutos en cápsula, completamente formados durante la primavera.

En verano, una vez maduros, los frutos de A. baetica se abren, mostrando las semillas.

La segunda especie es Aristolochia clematitis. Es la única cuyas flores nacen verticiladas en la axila de las hojas (en el resto son solitarias). La fotografiamos en Menorca con los frutos ya formados en verano.

Es mucho más escasa que la anterior (solamente se encuentar en algunos puntos del Noreste y Baleares), acompañando a tarajes, sauzgatillos y otros matorrales ribereños.

Aristolochia pistolochia está mucho más repartida (sólo falta en el Noroeste), creciendo por pedregales, matorrales ralos o bosques esclerófilos. Florece a partir de abril. 

Lo más característico son sus hojas, que presentan un borde grueso, cartilaginoso y muy rugoso, con los nervios muy marcados.

Aristolochia rotunda, por su parte, dispone de hojas que abrazan (o casi) el tallo, con peciolos muy cortos o inexistentes. De esta planta ya tratamos en esta entrada.

Una especie endémica de Baleares (Mallorca y Menorca) es Aristolochia bianorii, de flores pequeñas (1-3 cm), hojas alargadas y glabras. Habita medios pedregosos y matorrales, floreciendo a partir de marzo.

La más extendida de todas es Aristolochia paucinervis, que vive por casi todo el país en bosques aclarados, setos y hasta medios más o menos humanizados.

En el centro peninsular comienza a florecer en marzo-abril (como estos ejemplares de Las Villuercas, en Cáceres), pero en el sur puede hacerlo antes. Las flores miden hasta 6 cm.

Envés de la hoja de A. paucinervis, que es algo peloso. Vemos una larva de mariposa de las aristoloquias (Zerynthia rumina) sobre su planta nutricia.

Como mencionaba al comienzo de la entrada, salvo A. baetica, el resto de nuestras aristoloquias son plantas herbáceas que pierden la parte aérea tras formar el fruto, pero sobreviven en forma de rizoma, del que sacan cada año los nuevos tallos.


Más ejemplos de rizomas de A. paucinervis. El segundo casi con forma de pie.

Muy parecida a la anterior es la última especie, Aristolochia castellana, un endemismo del Sistema Central (de Salamanca y Cáceres hasta el oeste de Madrid, incluyendo la Sierra de San Vicente en Toledo) que habita bosques frescos (melojares, castañares o pinares). En esta fotografía de finales de primavera de un ejemplar con el fruto formado y buena parte de las hojas perdidas, no se aprecia la principal diferencia con A. paucinervis: en la primera la longitud del peciolo de la hoja supera a lo que miden el pedunculo floral más el cáliz. Esta característica debe comprobarse en las hojas de la mitad del tallo, con las flores completamente formadas. Además, en Aristolochia castellana la longitud y la anchura de la hoja son similares (ésta presenta un aspecto relativamente redondeado), mientras que en A. paucinervis la hoja adopta una forma claramente alargada.

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