viernes, 24 de noviembre de 2017

Por las parameras calizas del sur madrileño


Visitamos durante octubre los páramos calizos madrileños, localizados al sureste de la provincia, pegados a tierras castellano-manchegas. Estamos entre los 700-850 m de altitud en un paisaje coronado por páramos o cerros como el de la imagen, donde se alternan diferentes tipos de vegetación. 

Desde los páramos superiores el relieve desciende hacia los valles inferiores a través de las denominadas vertientes de páramos. Los restos de bosques esclerófilos localizados en los terrenos superiores dejan paso a los terrenos agrícolas, con almendros, olivos y otros cultivos herbáceos extensivos.

No obstante, los paisajes en mosaico son la tónica general, encontrándose una gran variedad de teselas de vegetación juntas que mantiene cierta armonía entre sí.

Al lado de los caminos también se encuentran enclaves de roca caliza, margas y a veces yesos que no han sido cultivados y mantienen restos de vegetación natural con especies interesantes.

La umbelífera Bupleurum fruticescens destaca entre la hierba pincel.

Los zumaques (Rhus coriaria) se han asilvestrado en buena parte del territorio, llegando a formar importantes zumaqueras en algunos bordes de fincas. Aquí vemos a unos jóvenes ejemplares entre los olivos.

Detalle de las hojas y frutos del zumaque (Rhus coriaria).

Una crucífera leñosa, Hormathophylla lapeyrousiana, con los frutos en forma de pequeñas cucharas. Una especie interesante por ser poco abundante en Madrid.

La hierba pincel (Staehelina dubia) formando una densa maleza a los pies de un olivo.

Centaurea solstitialis (conocida como abremanos), con los capítulos ya secos. Una centaurea de suelos calcáreos.

Seseli tortuosum, floración.

Un licénido y una abeja en una de las últimas flores de Centaurea aspera.

Nos encontramos con estas nueve avutardas paseando por tierras labradas. Y ese día el teleobjetivo a por uvas. Vale.

Recorte de la foto anterior. Imposible olvidar la anécdota que contaba Fernando, que escribió una postal desde Escocia a la atención de nuestro amigo Quique, que estaba en tierras zamoranas estudiando a las avutardas, dirigida a "Ese de Madrid que va para las avetardas. Villafáfila. Zamora. SPAIN"... y llegó a su destino. Bien por los funcionarios de correos.

Un espino de tintes (Rhamnus infectoria) en los setos que bordean un olivar con un aspecto lamentable (a punto de secarse).

El cardo heredero (Atractylis humilis), de cepa leñosa.

Aquí vemos la característica silueta de Odontites viscusus (subsp. australis), que florece a partir del verano y en el otoño.

Un detalle de las ramas de Odontites viscosus...

... y una tercera foto que muestra la inflorescencia.

Lomelosia stellata

Un escarabajillo colorido sobre las flores de Hirschfeldia incana, la rabaniza o amargo amarillo.

Una foto resumen con las especies señeras de los páramos calizos: carrascas, quejigos, espliegos, salvias, tomillos, espartos, Genista scorpius y otras leñosas de bajo porte.

Euphorbia falcata

Pallenis spinosa

Marrubium supinum, con las últimas flores.

Jasonia tuberosa, con las inflorescencias ya pasadas, de nombre vulgar "té de burro".

Echinops ritro, el cardo yesquero.

Otra vista de los mosaicos que conforman la vegetación de los páramos, con encinares adehesados cultivados y restos de bosques y matorrales naturales.

El alhelí Matthiola fruticulosa.

Una interesante genista pinchuda llega a algunos enclaves madrileños desde las zonas de paramera del vecino Sistema Ibérico: se trata de Genista pumila, de porte semiesférico.

Detalle de las ramas de Genista pumila: una especie a proteger en nuestra región.

Otra planta escasa en Madrid: Achillea ageratum (con alguna inflorescencia fresca en esta época del año, no en la fotografía).

Y finalizamos con dos compuestas, en primer lugar la cuchara de pastor (Rhaponticum coniferum)...

... y los restos de Carduncellus monspelliensium, el cardo arzolla.

4 comentarios:

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  2. jajajjaa, el otro día me acordaba yo de la postal de Quique. Hasta me acuerdo de la foto, que por cierto hicimos en mi casa de Novellana. Hace unos 25 añitos de nada, jaja
    un abrazote

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    1. Yo la verdad es que me acordaba de que Fernando recordó la anécdota en Naturaleza Cantábrica a cuenta de unas fotos de avutardas que publicaste, pero de la foto no me acuerdo...

      La casa de Novellana casi casi puede afirmarse que ha dado tanto juego como las avutardas (que ya es decir).

      Un abrazo.

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    2. Pues ya sabes donde estamos, así que la próxima vez que te pases por Asturias te vienes

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