miércoles, 13 de noviembre de 2019

Especies interesantes del suroeste (1): cinco arbustos onubenses

Huelva, una provincia cuyos valores naturales se encuentran ampliamente distribuidos de norte a sur -o desde la sierra (Aracena y Picos de Aroche) a la costa (Doñana): sirva de ejemplo esta foto inicial de unos rayones pastando a la vera de un alcornocal onubense-, posee múltiples lugares a los que dedicar una entrada, pero en esta ocasión vamos a recorrer buena parte de su geografía presentando a cinco arbustos que, sin llegar a ser endémicos de este territorio (alguno casi lo es), puede decirse que aquí tienen sus más importantes poblaciones españolas.

Comenzamos por el cantueso verde (Lavandula viridis), una labiada muy aromática que alcanza los 75 cm. Aquí tenemos un ejemplar creciendo en Valverde del Camino, en flor a mediados de abril. Esta especie se cita en Huelva, Sevilla, suroeste de Portugal e incluso Azores y Madeira. Forma parte de los matorrales sobre suelos ácidos que acompañan a encinares, alcornocales, quejigares o pinares.

Lavandula viridis posee hojas enteras y una inflorescencia compacta cuyas flores y brácteas del ápice (las "orejitas") son de color crema-verdoso. Es el único cantueso de la flora ibérica cuyas flores tienen este color, por lo que resulta inconfundible.

Ascendiendo hacia la sierra, en Zalamea la Real, encontramos a Genista polyanthos, un arbusto espinoso de 1,5 metros que también se encuentra en flor, si bien abril corresponde al final de su periodo de floración (que comienza en febrero), por lo que éstas son sus últimas flores frescas.

Detalle de las inflorescencias (con flores solitarias o reunidas en grupos de 2-4 el los órganos estipulares del año anterior) de Genista polyanthos: la corola es marcescente, con el estandarte y la quilla seríceos (cubiertos de pelitos). Las hojas tienen el haz glabro y el envés también seríceo.


Otra imagen de Genista polyanthos, cuyas ramas crecen alternas y divaricadas (forman un ángulo muy abierto con la rama principal), rematando en espina. Es una especie endémica del suroeste peninsular que habita principalmente jarales, sobre suelo pizarroso. Justo detrás suyo se vislumbra el siguiente arbusto.
 
Ulex eriocladus es un tojo endémico del cuadrante suroccidental de la Península. Se trata una leguminosa arbustiva que alcanza el metro de altura y acompaña a la anterior especie, en matorrales silicícolas, hasta los 500 m de altitud.
 
Florece desde finales de año hasta la primavera, por lo que en abril ya tiene algunos frutos. Sus cálices tienen pelos esparcidos de color pardo oscuro, como muestra la fotografía.



De la sierra bajamos a la costa (en Ayamonte aprovechamos para fotografiar a esta anguila) para encontrarnos con la siguiente especie, otro tojo...


...Ulex argenteus. Aunque para fotografiarlo en flor hemos tenido que venir en enero (florece a partir de diciembre y durante la primera mitad del año). Es un arbusto que puede llegar a medir 1,5 metros, de ramificación abierta (Ulex argenteus subsp. subsericeus, la subespecie española; la otra -subsp. argenteus-  habita exclusivamente Portugal y es de ramificación densa).
 
Flores y espinas secundarias (generalmente arqueadas) de Ulex argenteus.
 
Detalle de los cálices de Ulex argenteus, de color amarillo y algo pubescentes, cubiertos por pelitos cortos de color pardo claro o dorado.
 

A diferencia de Ulex eriocladus, que habita en la sierra, Ulex argenteus vive en arenales costeros (desde el nivel del mar hasta unos 400 m de altitud) acompañando muchas veces a los pinares.


Los tallos, ramas y espinas de Ulex argenteus tienen pelos blancos cortos, rectos, completamente aplicados contra la superficie. Proporcionan a la especie un tono verde-plateado característico.

Por su parte, Ulex eriocladus está densamente cubierto de pelos circinados (o enrollados en espiral). Tiene un aspecto más apagado, un color ceniciento.
La última especie es el brezo de las minas (Erica andevalensis), una ericácea que puede superar el metro de altura y vive en la comarca del Andévalo (con algunas poblaciones testimoniales en Sevilla y Portugal). Florece en la segunda mitad del año (de junio a noviembre) y se caracteriza por tener los sépalos y las hojas con pelos gladulíferos espaciados y el ovario glabro.
Hábitat de Erica andevalensis: se trata de una especie que, aparte de crecer junto a los cauces de arroyos y ríos (como el río Tinto, en la fotografía), puede hacerlo en escombreras de minas de pirita, por lo que su interés en la recuperación de suelos contaminados por metales pesados es enorme.



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