lunes, 11 de febrero de 2013

El quejigo de montaña (Quercus alpestris)





Unas fotos realizadas durante el pasado mes de agosto (en plena ola de calor, por cierto) de los quejigos de montaña (Quercus alpestris) en la Sierra de las Nieves (Málaga): se trata de otro Quercus para la polémica, pues para algunos autores no alcanzaría el rango de especie, sino que se incluiría como subespecie dentro de Quercus faginea. Se trataría, más bien, de un ecotipo adaptado a la media-alta montaña bética.




Las principales diferencias morfológicas con la subespecie tipo residirían en las hojas: Q. alpestris presentaría unas hojas más grandes, abarquilladas en buena medida, con nervios y dientes irregulares, aunque este tipo de diferencias, conociendo a la variabilidad del género, parecen poco definitorias...




A partir de los 1.500 metros de altitud empiezan a aparecer los quejigos, mezclándose con los pinsapos; en la fotografía superior, varios pies de Q. alpestris empiezan a hacerse dominantes en el paisaje rocoso junto a uno de los últimos pinsapos que escapan de la umbría. En otra entrada repasamos los principales arbustos acompañantes del pinsapar de la Sierra de las Nieves: los de la parte superior (entre 1.700-1.800 msnm) son los mismos que encontramos en el quejigar montano.

Una primera vista de la meseta localizada sobre los 1.800 m, donde crecen los quejigos; se trata de un bosque abierto, de aspecto adehesado (son terrenos históricamente pastoreados por ovejas y cabras), con árboles muy viejos y baja tasa de regeneración natural.




Hojas de Quercus alpestris. En el siguiente enlace (Catálogo Regional de Especies Amenazadas de Extremadura) se encuentra una clave de las diferentes subespecies de quejigo, incluyendo a Q. alpestris, lo que no hace sino confirmar que para muchos autores no se trataría de una especie exclusiva de estas sierras, sino que alcanzaría otros puntos del sur de España e incluso de Marruecos.




En cualquier caso, se trata de una población especial (y fotogénica) que merece la pena visitar (preferiblemente en una época distinta al verano, dicho sea de paso). Terminamos con otra vista general de la meseta y el tronco de un árbol seco.




2 comentarios:

  1. Qué largos me pones los dientes, Salva. Ese lugar me pareció mágico, claro que yo fui en mayo, con menos calor.Un abrazo
    Miguel d C

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  2. Hombre, D. Miguel (¿o doña Marta...?), dichosos los ojos que le leen por aquí. Pues la verdad es el sitio sí que está bien. Ahora con la ola de frío se ve con otros ojos, la verdad, pero en verano pasé más calor que vergüenza.

    Abrazos y besos para toda la familia.

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