Traemos hoy a Rosa rubiginosa como despedida de octubre, mes en el que mejor lucen los rosales silvestres, con los frutos ya completamente maduros.
Se trata de una especie cuyas hojas poseen 5-7 folíolos, de margen doblemente serrado, relativamente pequeños (no suelen alcanzar los 2 cm de diámetro), de forma suborbicular u ovado-elíptica.
Es un arbusto glanduloso: el envés de las hojas está cubierto de pequeñas glándulas (de aroma dulce), así como los pedicelos, los sépalos (por dorso y margen) y (en parte) los frutos. Aparte de las características mencionadas, se diferencia de otras especies por tener los sépalos erectos y persistentes en el fruto.
Lo hemos visto en Palencia; en España se distribuye por la mitad norte del país, incluyendo los Sistema Central e Ibérico, ascendiendo hasta los 1.700 m (excepcionalmente más). Especie relativamente solitaria de la que se encuentran ejemplares aislados aquí y allá: según Flora Iberica, en pastos y caminos frecuentados por el ganado.
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