lunes, 2 de diciembre de 2019

Especies interesantes del suroeste (2): el interior

Seguimos mostrando algunas especies arbustivas (o al menos perennes y leñosas en la base) del suroeste: en esta entrada seleccionaremos a varias que crecen fundamentalmente en las provincias del interior del país, tanto en ríos y arroyos, como en bosques esclerófilos o marcescentes. Para empezar, la foto de un alcornoque (Quercus suber), pues la primera parada la realizamos en tierras extremeñas donde domina este árbol.

Aspecto general de la Sierra de Montánchez, en Cáceres, con alcornocales, jarales y pastizales para aprovechamiento ganadero.

En esta sierra, formando parte del sotobosque del alcornocal o creciendo entre berrocales graníticos, encontramos a nuestro primer arbusto: el codeso Adenocarpus desertorum. Se trata de un endemismo de la zona cuya aceptación como especie independiente de A. complicatus no está clara; nada mejor que las palabras de Alberto Gil Chamorro al respecto para conocer de qué estamos hablando.

En cualquier caso, estamos en mayo, así que todavía los codesos no han florecido; tenemos que conformarnos con hacer una foto testigo de sus hojas, porte y hábitat y seguir adelante.

En los arroyos y otros cauces de Monfragüe, Montes de Toledo, Sierra Morena y buena parte del cuadrante suroccidental encontramos al tamujo (Flueggea tinctoria), un arbusto alto (puede llegar a medir dos metros) y espinoso que acompaña a tarays y adelfas, formando unas formaciones (tamujares) en las riberas prácticamente impenetrables.

Dichas formaciones resultan impenetrables debido a las largas y punzantes espinas que presenta esta especie, localizadas en el extremo de las ramas.

Hojas y flores femeninas (se trata de una especie dioica, con pies masculinos y femeninos) de Flueggea tinctoria. Los tamujos comienzan a florecer muy pronto (en febrero), así que en mayo ya suelen tener los frutos formados.

Aunque ya publicamos alguna fotografía de la trepadora Clematis campaniflora en Monfragüe la pasada primavera, no llegamos a mostrar sus flores, de una llamativa tonalidad violácea. En la fotografía (realizada en junio en Cabañeros, Ciudad Real), se aprecian también los glomérulos de frutos, unos aquenios prolongados en el estilo caracterizados por no ser plumosos (como sí suelen ser el resto de especies ibéricas).


Detalle de las flores abiertas de Clematis campaniflora. Es una especie más o menos termófila que crece en las riberas de arroyos y ríos del suroeste peninsular, si bien es cierto que puede subir bastante al norte, como sucede en los Arribes del Duero, en Zamora (en la imagen).

Un rabogato también exclusivo del centro y oeste del país es Sideritis paulii (a veces se considera subespecie de S. arborescens). Es una labiada de buen tamaño (alcanza los 80 cm) que vive sobre sustratos silíceos en el piso de la encina. Resulta relativamente escasa.

Aspecto de brácteas, inflorescencia y detalle de las flores de Sideritis paulii. La fotografiamos en flor en el mes de junio, aunque puede comenzar a hacerlo a partir de abril.

Las hojas de Sideritis paulii son lanceoladas, dentadas, más o menos patentes y con los nervios bien marcados.


Nos desplazamos hacia el norte de Extremadura, hacia las sierras que separan esta región de Salamanca, Ávila y Toledo. Encontramos quercíneas que, como sucedía con el alcornoque, desplazan a la encina en los ambientes más húmedos, como el quejigo (Quercus broteroi o Q. faginea subsp. broteroi) de la fotografía. Estamos a principios de octubre y así lucen algunas bellotas.


Además de los quejigos, al seguir ascendiendo, aparecen otras especies marcescentes como el melojo (Quercus pyrenaica, en la foto superior) y caducifolios como el castaño (acompañados por pinos resineros de repoblación, en la inferior). En este ambiente nos detendremos para mostrar a las dos últimas especies.

Una de ellas es la zarza Rubus castroviejoi, que crece tendida en el borde del melojar-castañar.

Rubus castroviejoi es una zarzamora con glándulas en el turión, cuyas hojas están compuestas por tres folíolos de haz poco pelosa. El central tiene una forma obovada muy característica, con la base muy estrecha y finalizado en una punta larga.

Vista del envés (más pálido) de las hojas de Rubus castroviejoi: a diferencia de otras especies parecidas, no es tomentoso. Esta especie puede encontrarse, además, en otros puntos del norte del país (Galicia, Navarra, Huesca, etc.).

Esta lagartija ibérica, fotografiada por los alrededores, nos llamó la atención por los ocelos tan azules que presentaba.

Por último, en los claros que dejan los melojos, junto a escobas y jaras encontramos a la segunda especie, Euphorbia oxyphylla, una planta perenne que alcanza los 45 cm de altura de hojas algo carnosas, glaucas y punzantes. Es una planta exclusiva de las sierras del oeste peninsular que alcanza Madrid.

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