Recorremos en pleno otoño un paraje singular de la Costa del Sol: la Sierra Crestellina de Casares (Málaga), en el que vamos a fotografiar a una buena representación de las especies arbóreas y arbustivas mediterráneas.
Pinares de pino carrasco.
Los alcornoques se mezclan con los pinares.
Por citar a las más comunes, encontraremos encinas, alcornoques, quejigos, algarrobos, pinos resineros, pinos carrascos, palmitos, cornicabras, lentiscos, acebuches, enebros, sabinas negrales, e incluso castaños y quejigos morunos en la carretera que sube hasta Casares. Están presentes varias especies de jaras (Cistus crispus, C. ladanifer, C. albidus), leguminosas arbustivas (Genista triacanthos, Dorycnium hirsutum, Anthyllis polycephala, etc.), crucíferas como Crambe filiformis, y muchas matillas interesantes (Fumana laevipes, Phagnalon sordidum, Stachys circinata, etc.); en los cursos de agua, adelfas, sauces (Salix pedicellata), zarzaparrillas, cañotas...
Palmitos y otras especies sobre calizas.
Quercus coccifera
Los frutos del palmito.
Se trata, esencialmente, de un macizo calcáreo rodeado por sierras de naturaleza silícea, cuyas mayores cotas superan los 900 metros, aunque el recorrido se mantiene entre los 400 y los 700 metros, aproximadamente, de altitud. Aunque buena parte del camino lo dominan los sustratos básicos, los sustratos colindantes alcanzan la zona, permitiendo la coexistencia de especies de preferencias calcícolas con otras amantes de los suelos de reacción ácida en pocos metros.
Myrtus communis
Juniperus phoenicea
Bellota y hojas del alcornoque.
Los quejigos se refugian en las hondonadas donde se conserva la humedad.
Quercus broteroi
En las zonas de mayor pendiente, donde se pierden los minerales de las rocas calizas por lavado, los pinos carrascos se mezclan con alcornoques (Quercus suber); junto a éstos, en las zonas más umbrosas y húmedas crecen quejigos (probablemente Quercus broteroi, aunque existen en esta zona Q. canariensis a pocos kilómetros y pudieran darse formas introgresivas entre ambos; la ausencia de pelos flocosos y anaranjados por el envés nos decanta por la especie citada) y otras especies propias de estos bosques amantes de la humedad, como el rosal de hoja perenne Rosa sempervirens. En las zonas inferiores aparecen acebuches acompañando a los alcornoques y alguna encina.
Rosa sempervirens
Quercus ilex subsp. ballota
En primer término, acebuches y alcornoques, con los pinares al fondo.
Los frutos del acebuche.
Desde la vecina Sierra Bermeja, también llegan especies propias de los suelos ácidos, como los pinares de resinero (Pinus pinaster); varios arbustos acompañan a estas coníferas: brecinas (Calluna vulgaris), brezos, o la leguminosa Stauracanthus boivinii, que ahora encontramos en flor, por citar algunas.
Matorrales acidófilos: Cistus ladanifer, Adenocarpus telonensis, Cistus crispus, etc.
Pinares y alcornocales con Sierra Bermeja al fondo.
Pinar de Pinus pinaster y sotobosque.
Stauracanthus boivinii
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