martes, 15 de noviembre de 2011

Sierra Crestellina


Recorremos en pleno otoño un paraje singular de la Costa del Sol: la Sierra Crestellina de Casares (Málaga), en el que vamos a fotografiar a una buena representación de las especies arbóreas y arbustivas mediterráneas.

Pinares de pino carrasco.

Los alcornoques se mezclan con los pinares.

Por citar a las más comunes, encontraremos encinas, alcornoques, quejigos, algarrobos, pinos resineros, pinos carrascos, palmitos, cornicabras, lentiscos, acebuches, enebros, sabinas negrales, e incluso castaños y quejigos morunos en la carretera que sube hasta Casares. Están presentes varias especies de jaras (Cistus crispus, C. ladanifer, C. albidus), leguminosas arbustivas (Genista triacanthos, Dorycnium hirsutum, Anthyllis polycephala, etc.), crucíferas como Crambe filiformis, y muchas matillas interesantes (Fumana laevipes, Phagnalon sordidum, Stachys circinata, etc.); en los cursos de agua, adelfas, sauces (Salix pedicellata), zarzaparrillas, cañotas...

Palmitos y otras especies sobre calizas.

Quercus coccifera

Los frutos del palmito.

Se trata, esencialmente, de un macizo calcáreo rodeado por sierras de naturaleza silícea, cuyas mayores cotas superan los 900 metros, aunque el recorrido se mantiene entre los 400 y los 700 metros, aproximadamente, de altitud. Aunque buena parte del camino lo dominan los sustratos básicos, los sustratos colindantes alcanzan la zona, permitiendo la coexistencia de especies de preferencias calcícolas con otras amantes de los suelos de reacción ácida en pocos metros.

Myrtus communis

Juniperus phoenicea

El pino carrasco forma buenos bosques en las partes altas de la sierra, y entre los matorrales que se desarrollan profusamente entre las calizas dominan los palmitos (Chamaerops humilis), matagallos o algarrobos; les acompañan, con frutos casi maduros, mirtos (Myrtus communis) y sabinas (Juniperus phoenicea), así como alguna coscoja (Quercus coccifera).

Bellota y hojas del alcornoque.

Los quejigos se refugian en las hondonadas donde se conserva la humedad.

Quercus broteroi

En las zonas de mayor pendiente, donde se pierden los minerales de las rocas calizas por lavado, los pinos carrascos  se mezclan con alcornoques (Quercus suber); junto a éstos, en las zonas más umbrosas y húmedas crecen quejigos (probablemente Quercus broteroi, aunque existen en esta zona Q. canariensis a pocos kilómetros y pudieran darse formas introgresivas entre ambos; la ausencia de pelos flocosos y anaranjados por el envés nos decanta por la especie citada) y otras especies propias de estos bosques amantes de la humedad, como el rosal de hoja perenne Rosa sempervirens. En las zonas inferiores aparecen acebuches acompañando a los alcornoques y alguna encina.

Rosa sempervirens

Quercus ilex subsp. ballota

En primer término, acebuches y alcornoques, con los pinares al fondo.

Los frutos del acebuche.

Desde la vecina Sierra Bermeja, también llegan especies propias de los suelos ácidos, como los pinares de resinero (Pinus pinaster); varios arbustos acompañan a estas coníferas: brecinas (Calluna vulgaris), brezos, o la leguminosa Stauracanthus boivinii, que ahora encontramos en flor, por citar algunas.

Matorrales acidófilos: Cistus ladanifer, Adenocarpus telonensis, Cistus crispus, etc.

Pinares y alcornocales con Sierra Bermeja al fondo.

Pinar de Pinus pinaster y sotobosque.

Stauracanthus boivinii

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