... y sufría una gran añoranza de luz, de tiempo libre, de aire puro, de espacios dilatados y horizontes sin fin. A veces mientras bajaba iba evocando todo cuanto anda suelto y alegre por la anchura del mundo, el agua de los ríos, las vereditas que van y vienen por los campos desenredando las distancias, las nubes, los vagabundos, los insectos, el viento.
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