viernes, 8 de abril de 2022

Esas jarillas de flor amarilla (el género Fumana)

 

Las plantas del género Fumana son unas matas o arbustillos de la familia de las jaras (cistáceas) que habitan por buena parte del país formando parte de los tomillares y otros matorrales de los pisos basales, aunque algunas pueden ascender hasta la media y alta montaña. Hasta el momento en la Península Ibérica se han encontrado trece especies (en Canarias no se citan) y vamos a presentarlas siguiendo la clave publicada en Flora Iberica.

Empezamos por las de hoja alterna (las nueve primeras): Fumana laevipes posee hojas filiformes y estipuladas, muy finas, de color glauco. El cáliz de las Fumana tiene cinco sépalos (tres internos de mayor tamaño que los otros dos externos, mucho más pequeños) y la corola cinco pétalos amarillos.


Tiene las ramas algo tendidas y ascendentes. Hábitat de F. laevipes en las calizas próximas a Casares (Málaga).

También con hojas alternas, aunque en este caso ovales, planas y sin estípulas, tenemos a Fumana fontanesii. El género también se caracteriza por presentar numerosos estambres, libres y en varias hileras; los exteriores son más cortos y estériles.

Detalle de hojas y cálices: en los tres sépalos internos se marcan bien los nervios. A F. fontanesii ya la conocimos en esta entrada. Como se mencionaba, es una especie amenazada de nuestra flora. Aparte de las dos poblaciones citadas, se ha descubierto una tercera en Cádiz.

Fumana scoparia es un pequeño arbusto (40 cm) muy ramoso y erecto, con hojas lineares y semicilíndricas.

Las flores se agrupan en grupos de 2-4 en cimas terminales glandulíferas.

Distribuida por el contorno de las provincias bañadas por el Mediterráneo (sin ser abundante), alcanza el interior del país, como por ejemplo Arganda (foto superior) o el Valle del Tajuña (ambos en Madrid).

Parecida a la anterior es Fumana paradoxa, aunque no supera los 20 cm, adquiriendo en zonas de media montaña un hábito almohadillado. Sus inflorescencias poseen normalmente entre 1-2 flores.

Detalle de la inflorescencia de F. paradoxa, que es densamente glandulosa (aunque con pelos glandulíferos más cortos que en F. scoparia). Se trata de un endemismo ibérico que vive sobre calizas y dolomías en el extremo sureste peninsular, pudiendo ascender hasta los 1.600 m de altitud.

Otro endemismo, en este caso mucho más localizado (y amenazado) que el anterior, es Fumana lacidulemiensis. Solamente se ha encontrado en la Sierra de Grazalema, donde se comporta como pionera sobre arenales y pedreras de dolomías, entre los 1.000-1.500 m de altura. Es una planta tendida, de apenas 10 cm de altura, que florece en verano, sacando unas flores bastante grandes (2 cm de diámetro o mayores).

A diferencia de las dos anteriores, la inflorescencia y parte superior de la planta no es glandulosa. Frutos de F. lacidulemiensis: como el resto de especies del género, son secos y en cápsula, abriéndose completamente tras la dehiscencia. 

Fumana ericoides posee flores solitarias que nacen entre las hojas de los tallos fértiles (no en su extremo), a diferencia de las tres últimas especies.

Detalle de F. ericoides. Es un arbustillo erecto, con hojas cilíndricas no ciliadas, que ya habíamos mostrado en otras entradas.

Similar es Fumana ericifolia. A diferencia de la anterior (con la que comparte casi hasta el nombre), posee ramas arqueadas o tumbadas ascendentes.

Además las hojas de F. ericifolia son ciliadas y canaliculadas.

Fumana procumbens está bien distribuida por buena parte de España. Es una especie tendida, muy ramosa y con las hojas algo curvadas, que prefiere cresterías y terrenos expuestos, pudiendo vivir a 2.000 m.

Hábitat de F. procumbens en Las Tuerces (Palencia).

También es un arbustillo postrado Fumana baetica, muy parecida a la anterior pero con unos pedicelos más largos y sensiblemente más finos, que se encuentra exclusivamente en la alta montaña de las cordilleras béticas, entre los 1.800-2.200 m de altura.

Las siguiente cuatro especies corresponden a las de hojas opuestas (y estipuladas). Comenzamos por Fumana hispidula, que presenta una cepa muy leñosa, con tallos gruesos y cáliz glabro (o glabrescente).

Aspecto del porte y cepa de F. hispidula, cerca de Crevillente (Alicante).

También de hojas opuestas es Fumana thymifolia. A diferencia de la anterior, se trata de una matita poco lignificada de hojas elípticas u oval-lanceoladas que puede crecer sobre diversos tipos de sustrato.

F. thymifolia presenta abundantes pelos glandulíferos en los sépalos y por las ramas superiores. Frutos abiertos en la fotografía superior, mientras que en el siguiente enlace se aprecian con más detalle las hojas y tallos antes de la antesis.

Hábitat de F. thymifolia en Sierra Bermeja (Málaga), sobre peridotitas.

Fumana laevis se parece a F. thymifolia, pero tiene las hojas lineares (o linear-lanceoladas), obtusas, de margen revoluto y generalmente sin pelos glandulíferos. Se distribuye por las provincias costeras y también había publicado anteriormente alguna foto suya.

En estos matorrales murcianos encontramos a F. laevis (y otras cuatro especies más del género).

Finalmente tenemos a Fumana juniperina, una jarilla con hojas claramente lanceoladas, agudas, de margen engrosado y no revoluto, a la que ya dedicamos un par de textos en esta entrada.

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