Castaños en las Rozas de Puerto Real.
Castanea sativa: nuevas hojas.
Un paseo para ver la salida de la hoja en los castañares (Castanea sativa) madrileños, localizados sobre sustratos graníticos (de reacción ácida, por tanto), a unos 900 metros de altitud. Aunque el castaño forma buenas masas en el norte y oeste peninsulares y Cordillera Penibética, en Madrid es raro; como otras especies, aprovecha el clima más atlántico (temperaturas más suaves y mayor humedad) que se da en el suroeste de la región para establecerse allí, formando masas puras o bien bosques mixtos, en este último caso con melojos (Quercus pyrenaica), pinos resineros (Pinus pinaster) e incluso fresnos (Fraxinus angustifolia).
Castañar mixto, acompañado de pinos resineros y melojos.
Bajo el castaño de la izquierda, un rusco y una gatiña (Genista falcata).
Durante abril, a la par que las hojas de los castaños, algunas herbáceas que aparecen entre la hojarasca florecen, como la crucífera Alliaria petiolata o Aristolochia paucinervis; la nueza negra (Tamus communis) muestra sus primeras hojas y emite los tallos que ya buscan sostén en otras especies, por las que treparán.
Alliaria petiolata sobre las hojas secas del castañar.
Alliaria petiolata
Aristolochia paucinervis
Tamus communis
El arbusto más interesante que acompaña a los castaños (de hecho, en Madrid únicamente está presente aquí), es la gatiña, Genista falcata, una leguminosa arbustiva que también florece ahora. Se trata de una especie que puede superar el metro de altura, con espinas rígidas, largas y punzantes, y pelos largos en las ramillas; las hojas son simples, sentadas, con pelos por el envés y presenta una legumbre lampiña muy característica, hinchada y con la punta fina y revirada.
Ramillas floridas y tallo de Genista falcata.
Genista falcata
En los cursos de agua y embalses próximos, está presente el sauce Salix salviifolia, especie parecida a S. atrocinerea que, a diferencia de este segundo, florece a la vez que saca las hojas (S. atrocinerea florece antes y echa posteriormente las hojas, no de manera coetánea). Una ranita de San Antonio (Hyla arborea) acompaña a los juncales, fresnedas y saucedas próximos.
Salix salviifolia, ejemplar femenino.
Hyla arborea
Por último, mencionar la presencia de varias especies de rosáceas: aparte de los muy extendidos endrinos (ya sin flores), majuelos (a punto de florecer) y algún cerezo (con las flores algo pasadas) presentes en los setos que acompañan a los castaños, destacan dos arbolillos poco frecuentes en la zona: por una parte el guindo (Prunus cerasus), que se encuentra en plena floración, y por otra (puede verse algún ejemplar en el camino de vuelta, hacia El Escorial) el piruétano (Pyrus bourgaeana), ahora con las últimas flores de la temporada.
Hoja de Prunus cerasus; tanto el limbo como el peciolo son notablemente más cortos que en Prunus avium.
Prunus cerasus en flor.
Una especie que aparece de manera esporádica en Madrid: el piruétano (Pyrus bourgaeana).
Las últimas flores de Pyrus bourgaeana.
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