sábado, 9 de abril de 2011

Por la acebeda de Prádena

El acebo (Ilex aquifolium) es una especie perennifolia, superviviente de la flora que se encontraba en la Península durante el periodo terciario -como laureles, loros, durillos o mirtos-, cuando las condiciones ambientales eran más cálidas y húmedas que las actuales; a diferencia de las mencionadas especies (que encontraron acomodo en determinados enclaves más térmicos), el acebo se adaptó a unas mayores condiciones de frío, como las que se encuentran en la media montaña y algunos bosques eurosiberianos.

Acebeda de Prádena.

Su presencia sigue condicionada, no obstante, por la existencia de una elevada humedad, rehuyendo los climas más continentales. Es raro que forme bosques en los que sea la especie dominante (las acebedas), siendo más habitual que se encuentren individuos dispersos e integrados en hayedos, abetales, melojares, pinares o bosques mixtos atlánticos.

En la cara norte del Sistema Central, a unos 1.300 metros de altitud, se halla la acebeda de Prádena (Segovia), que ocupa unas cinco hectáreas sobre suelos de naturaleza ácida, entre sabinas albares (Juniperus thurifera), enebrales y pinos silvestres; se hace evidente a distancia por el porte de los acebos y el brillo de sus copas.

Fruto de Ilex aquifolium.
Como es sabido, los acebos presentan hojas simples, alternas, brillantes y lustrosas, con forma variable (ovales, oblongas o lanceoladas), más oscuras por el haz que por el envés y con dos tipos de borde: espinoso o entero. Parece ser que la espinosidad decrece a medida que los árboles van envejeciendo. A principios de abril bastantes acebos mantienen los frutos que maduraron durante el pasado otoño-invierno.

Hojas de borde entero.

Hojas espinosas de un individuo joven.

Los árboles crecen hasta los ocho metros de altura, pegadas unas copas con otras, lo que impide la llegada de la luz al interior del bosque durante todo el año, por ser una especie de hoja perenne. Debido a estas condiciones de sombra permanente el sotobosque es prácticamente inexistente.

Interior de la acebeda.

Vista exterior.

En el exterior, recuperadas las condiciones de luminosidad, se encuentran melojos, sabinas albares y enebros (Juniperus communis), así como leguminosas arbustivas (Genista florida, Adenocarpus hispanicus), rosales silvestres, madreselvas y algún sauce.

Donde se encuentran las especies; de atrás hacia delante: sabina albar, acebo y enebro. 

 Frutos inmaduros y hojas de Juniperus communis.

Enebral de Juniperus communis.

 Buena regeneración del sabinar (Juniperus thurifera) en los alrededores de la acebeda.

Quizás la especie arbustiva más interesante (por ser poco abundante en el Sistema Central) que puede encontrarse es el grosellero espinoso (Ribes uva-crispa), con flores a principios de abril. Se encuentra con cierta abundancia en el exterior de la acebeda, pegado al muro que rodea gran parte de la misma.

Rama de Ribes uva-crispa con flores.

Frutos maduros de Ribes uva-crispa (en julio).

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